lunes, 1 de diciembre de 1997

La Política Educativa

 

Pulso Económico


La Política Educativa


Por: Jonathan Heath


La política educativa en México siempre ha dejado mucho qué desear.  El énfasis ha sido sobre la cantidad y nuca sobre la calidad.  Cada vez que el Gobierno formula su Presupuesto para el año siguiente, presume del incremento en los recursos que se van a asignar a este rubro.  Sin embargo, la educación que se ofrece al pueblo mexicano está orientada para tener a una población subordinada, ignorante y dependiente de una casta superior.  Por lo mismo, es racista y atenta contra los derechos básicos de la población.

La educación correcta es la asimilación de conocimientos útiles junto con la habilidad para transformar estos conocimientos en decisiones adecuadas, que nos permitan avanzar, progresar y desarrollarnos durante la vida.  Una educación pobre produce personas que no pueden ser empleadas, es decir, que no son capaces de producir lo mínimo necesario para justificar su salario.  Es por esto que tenemos tantos mexicanos que no ganan ni siquiera un salario mínimo legal.

Si tomamos como base un salario mínimo real de 1976, resulta que más del 88 por ciento de la población gana su equivalente o menos.  Esto significa que la inmensa mayoría no ha recibido la educación adecuada y por lo mismo, son improductivos.

Necesitamos escuelas que tomen la excelencia como una norma rutinaria y no como simple lema en latín inscrito arriba de su escudo.  Las escuelas tienen que involucrar al alumno en el proceso de aprendizaje a través de un uso intensivo de la discusión, la experimentación, el debate y la racionalización de los hechos.  La filosofía principal tiene que ser la de enseñar a pensar.

Este no es un tema aislado o exclusivo de México.  Muchos países, aun con sistemas educativos muy superiores al nuestro, se han preguntado qué pueden hacer para mejorar la educación.  Un ejemplo lo podemos observar en la revista Time, que hace poco le dedicó uno de sus números a explorar la idea de cómo se puede enseñar mejor a los niños en los estados Unidos.  Como resultado de su estudio, encontraron cuatro puntos que ayudan a una escuela a destacar y ser mejor que otra.

El primer punto es la existencia de un buen programa de actividades extra curriculares, que se desarrollan básicamente en las tardes, después de la escuela formal.  Encontraron que este tipo de actividades, que involucran a los alumnos y maestros en temas de interés común fuera de la formalidad del salón de clases, puede llegar a tener resultados increíbles.  En general, suelen ser mucho mas formativos que la alternativa de tener a los niños viendo televisión o jugando en la calle.  Sin embargo, resulta primordial asegurar que estén bien organizados y que no se limiten simplemente a un tipo de guardería para mantener a los alumnos ocupados.

El segundo punto involucra la exposición a la tecnología.  Todos los niños, no únicamente los que tiene recursos, deberían de crecer con un mouse en sus manos, es decir, con acceso a las computadoras.  Como instrumento de aprendizaje, las computadoras incrementan el sentido de aventura en los niños y desarrollan su imaginación.  Sin embargo, el costo elevado de su adquisición es apenar un primer paso, ya que los maestros deben integrarlos en forma adecuada a sus materias, para que sirvan como algo más que una máquina de escribir muy cara.

El tercer punto está relacionado con el tamaño óptimo del salón de clases.  Entre más reducido sea el número, puede existir una mayor interacción entre los maestros y los alumnos. Algunos estudios han demostrado que los salones pequeños funcionan mejor, especialmente para la enseñanza de lectura y matemáticas a nivel primaria.  Sin embargo, se eleva el costo, dado que se necesitan más maestros y salones de clase por escuela.

Finalmente, el cuarto punto cubre la preparación misma de los maestros.  Se ha encontrado que uno de los puntos más endebles del sistema educativo es la falta de preparación de los mentores.  Para incrementar la calidad de la enseñanza y el respeto por la profesión, muchas escuelas y universidades están elevando los requisitos y estándares de los maestros.  Difícilmente podemos exigir una mejor educación, si el propio maestro es el limitante.

Podemos tomar estos puntos como elementos para mejorar nuestro sistema educativo.  Sin embargo, nuestros problemas van mucho más allá de las fallas que se presentan en otros países.  En nuestro caso, se sugiere una revisión total y profunda del sistema mismo, empezando por sus raíces.

En la mayoría de los casos, cuando un alumno en la universidad tiene un desempeño irregular anómalo, es porque su formación básica desde la primaria fue deficiente.  Nos enfrentamos constantemente a alumnos universitarios que no saben redactar bien que tiene un sinnúmero de faltas de ortografía.  Esta falla viene desde los orígenes de su proceso de aprendizaje, cuando les enseñaron a leer y escribir.  Desafortunadamente, esta mala preparación ni es culpa de los mismos alumnos por falta de desempeño o habilidad de aprendizaje.  Más bien es culpa directa de nuestro sistema educativo.

Lo primero que tenemos que hacer es erradicar los métodos de enseñanza que privilegian la memorización, sin cuestionar lo básico.  No necesitamos alumnos sumisos que tomen los datos como artículos de fe.  Más bien necesitamos enseñar a los alumnos a racionalizar los hechos, a discutir su validez y a investigarlos.  Debemos enseñarles la historia no como un compendio de hechos pasados, sino como una serie de hipótesis sobre las decisiones que tomaron nuestros antepasados.  Después llevarlos a un debate ordenado y respetuoso sobre los hechos y que deriven sus propias conclusiones.

Para poder realizar este esfuerzo, tenemos que proporcionarles las bases a los maestros.  Tenemos que mejorar su preparación, subir los estándares y exigirles resultados.  Tenemos que rehacer por completo los libros de texto gratuitos, con base en esta nueva orientación.  Tenemos que establecer pruebas e indicadores de calidad para poder mediar adecuadamente su desempeño.  Por último, tenemos que estar dispuestos a mejorarles substancialmente sus salarios,en base a una mejor calidad para poder medir adecuadamente su desempeño.  Por último, tenemos que estar dispuestos a mejorarles substancialmente sus salarios, en base a una mejor calidad de enseñanza y una nueva productividad.

Por último, tenemos que resolver los conflictos de interés que tienen las universidades privadas.  Dado que son instituciones de lucro, les conviene reprobar a los alumnos para cobrarles de nuevo las colegiaturas.  Existen escuelas que ponen cuotas mínimas para los alumnos que presentan examen extraordinario dado que cada uno representa una cuota adicional.  Se necesita diseñar una forma efectiva que evite por completo estas situaciones.

Existe mucho por hacer en materia de política educativa.  Sin embargo, parece ser que el Gobierno no comparte esta preocupación.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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