Pulso Económico
La Economía Informal en Tiempos de Crisis
Por: Jonathan Heath
El debate en la Cámara de Diputados, en torno a la aprobación del Presupuesto para el año entrante, podría ser mucho menos dramático si el País tuviera más recursos para financiar las incontables necesidades que se tienen. Si no hubiera restricción presupuestal, podríamos pagar mucho mejor a los maestros, incrementar la infraestructura de comunicaciones y transporte hasta el último rincón del País y proveer una mejor atención médica hasta para la población más marginada de la nación. Sin embargo, la realidad nos hace ver que tenemos recursos limitados por lo mismo, debemos establecer prioridades.
Dentro de la frustración de no poder hacer todo lo que nos gustaría, contamos con el hecho irrefutable de que somos de los países en el mundo con la más baja recaudación de impuestos, como proporción de la actividad económica. Queda claro que existe una gran parte de nuestra población que no paga impuestos o que utiliza todos los caminos posibles para minimizar los recursos encaminados al fisco. De hecho, los que sí pagamos impuestos estamos subsidiando a los que rehusan a cumplir con esos deberes.
Por lo mismo, existe la necesidad urgente e disminuir en forma decisiva la evasión fiscal y de aumentar la recaudación de impuestos. A fines de agosto pasado, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) planteó la necesidad de gravar a la economía informal, es decir, a aquella parte de la población que no tiene registros administrativos o fiscales y que por lo tanto, no contribuye al erario público. En principio, lo que busca esta propuesta es la mayor incorporación del País a la economía formal.
Ahora que el Poder Ejecutivo ha entregado su propuesta de Presupuesto a la Cámara de Diputados para su discusión, posible modificación y eventual aprobación, encontramos que se ha incluido la propuesta del PRD, a través de la creación de un nuevo régimen fiscal para personas físicas que realizan actividades empresariales (como por ejemplo, el ambulantaje), con ingresos de hasta 2.2 millones de pesos al año. En principio, a través de un solo régimen fiscal para pequeños contribuyentes y la simplificación que significa, se pretende incorporar a un mayor número de personas al padrón de contribuyentes.
Este nuevo régimen sustituiría, en caso de ser aprobado, a cuatro regímenes distintos que existen actualmente. El propósito es incorporarlos en un solo régimen, lo más simple posible, que consistiría en el pago, cada seis meses, de un impuesto por el 2.5 por ciento de los ingresos brutos. La idea es que se requeriría únicamente de un registro simplificado de ventas o ingresos, sin la obligación de presentar declaraciones informativas, estados financieros, expedir comprobantes por ventas menores, ni conservar comprobantes por compras.
Una buena parte de la evasión fiscal ocurre por la dificultad para cumplir con tanta formalidad. El Gobierno exige una cantidad impresionante de requisitos, licencias, permisos, declaraciones, comprobantes, estados financieros, registros, requerimientos y documentaciones, a tal grado que el acatamiento correcto es casi imposible. Por lo mismo, una proporción creciente de las personas optan por no cumplir.
La economía informal se define a partir de aquellas personas que trabajan en un establecimiento, o por su parte, sin ningún registro administrativo o fiscal. En otras palabras, son los que trabajan sin pagar impuestos. Sin embargo, existe una gran cantidad de personas y establecimientos que cumplen con una parte de sus obligaciones, pero no todas, estableciendo un área gris entre la economía formal y la informal, que pudiéramos llamar ya sea la semi-formal (o la semi-informal). Aunque han existido muchos intentos de medir el tamaño de la economía informal, lo más seguro es que la semi-formal sea la parte más importante de la economía en su conjunto.
El INEGI reporta en su encuesta mensual de empleo urbano, algunos datos que sugieren el tamaño de la economía informal. Por ejemplo, del total ocupados, el 50.3 por ciento no-perciben prestaciones. Sin embargo, muchos de éstos pudieran ser profesionistas independientes. Pero aproximadamente una cuarta parte de los asalariados (24.6 por ciento en agosto de este año) no reciben la prestaciones establecidas por la ley, indicativo de la economía informal.
Otro indicador del INEGI señala que el 44.7 por ciento de la población ocupada trabaja en establecimientos con cinco empleados o menos. Sin embargo, alrededor de la mitad de estas personas trabajan en un negocio definido como informal. A mediados de 1996, el 22.9 por ciento e la población ocupada trabajaba en negocios con menos de cinco empleados, sin ningún tipo de registro ante las autoridades fiscales o administrativas.
Aunque la economía informal es un problema creciente de nuestro País, no debemos confundirla con la economía subterránea. La economía informal es una parte de la actividad económica que opera fuera de la ley. Sin embargo, su ilegalidad se limita a la evasión de impuestos y a la falta de cumplimiento de todos los registros y trámites fiscales que requiere el Gobierno. En cambio, la economía subterránea va a un paso más allá, al incurrir en algún acto ilícito penado por la ley, independientemente, de la falta de pago de impuestos. El mejor ejemplo es la producción y distribución de drogas. El narcotráfico no solamente es una actividad que evade por completo el pago de impuestos, sino que además consiste en la realización de una actividad penada por la ley, en términos de ser un atentado contra la salud.
Dentro de la economía informal, podríamos señalar distintos niveles. Existen aquellos comerciantes que compran y venden artículos legales, comunes y corrientes, pero que evitan el pago de impuestos y operan sus negocios sin la licencia o permiso necesarios. Sin embargo, habrá personas que llevan esta actividad un paso más allá, al dedicarse al contrabando de mercancías, es decir, a la importación ilegal de bienes y que buscan evadir las restricciones existentes. Un ejemplo claro sería la importación ilegal de automóviles usados.
El crecimiento de la economía informal se debe en muy buena parte a las restricciones que impone el propio Gobierno. En tiempos de crisis, cuando la gente está más necesitada, la economía informal tiende a crecer más rápidamente. Por ejemplo, el aumento del IVA de 10 a 15 por ciento, en el momento culminante de la crisis, incrementó los incentivos para evadir el pago de impuestos.
En la medida en que la actividad económica va recuperando y creando más oportunidades, deberíamos esperar que más personas se incorporen a la economía formal. Este proceso se puede acelerar con la simplificación tributaria, a través de a introducción de regímenes fiscales más sencillos. Sin embargo, el Gobierno debe buscar muchas medidas adicionales más, si es que pretende reducir en forma significativa la economía informal.
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