lunes, 10 de noviembre de 1997

La Inflación y el Crecimiento

 

Pulso Económico


La Inflación y el Crecimiento


Por: Jonathan Heath


La semana pasada, Alberto Aguilar, en su muy escuchado programa “Don Dinero”, invitó a Carlos Moreno, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), para una entrevista.  Entre las preguntas que le hizo, sobresalió la de cuál era su opinión sobre las metas presentadas por el Poder ejecutivo en relación a los Criterios Generales de Política Económica para 1998.  Dijo que estaba de acuerdo con todos os datos que se están presentando, con la notable excepción de la inflación.

Comentó que no estaba de acuerdo con la meta de inflación de 12.5 por ciento para fin de año, dado que era muy restrictiva y que no sería sano para el crecimiento económico.  En su opinión, el Gobierno debería de permitir más inflación el año entrante para que haya mayores posibilidades de crecimiento.  Dijo que él estimaba que una inflación del 13.5 por ciento sería más sana para la economía.

Realmente sorprende el comentario del representante máximo de los ejecutivos de finanzas de nuestro País.  Primero, de su análisis se desprende que la inflación es buena para el crecimiento económico.  Segundo, en su opinión, deberíamos pensar que el Banco de México estaría aplicando una política monetaria restrictiva el año entrante para poder alcanzar la meta de 12.5 por ciento.  Tercero, al estar de acuerdo con los demás parámetros presentados acerca del tipo de cambio, tasas de interés y crecimiento económico, podemos inferir que existe una inconsistencia en el marco macroeconómico del Gobierno.

El licenciado Miguel Mancera, gobernador del banco central, quien ha sido un invitado frecuente del IMEF, ha expuesto reiteradamente cómo funciona la política monetaria actual y la relación entre la inflación y el crecimiento.  No solamente ha insistido en el tema en diversos foros públicos, sino que además lo ha hecho explícitamente en diversas reuniones del IMEF.  La última vez que lo hizo fue apenas hace unas tres semanas, en la entrega de los premios de Investigación Financiera del IMEF en el Castillo de Chapultepec, con la distinguida presencia del propio presidente del instituto y la mayoría de su Mesa Directiva.

Todo parece indicar que no le han puesto mucha atención, no le hacen caso o no están de acuerdo con él.  Primero, la afirmación de parte del IMEF de que la inflación de parte del IMEF de que la inflación perjudica las oportunidades de crecimiento económico es una contradicción directa de una de las hipótesis centrales del licenciado Mancera (y una buena parte del mundo académico).  El ha insistido en que el abatimiento de la inflación, sumado al fortalecimiento de la confianza en que la tendencia se mantenga, ha inducido en una caída importante de las tasas de interés, incluso las reales.

Justamente en la ceremonia del IMEF del mes pasado, el licenciado Mancera les dijo que la tendencia a la mayor estabilidad del nivel general de los precios está construyendo un marco más propicio para las inversiones y para la producción.  La acelerada acumulación de capital físico ha generado empleos y ha elevado la productividad media de la mano de obra.  En términos muy claros, les explicó que estos efectos de la inversión comienzan a determinar aumentos del salario real.

Tasas de interés declinantes y el ascenso del ingreso han permitido a las familias y empresas seguir corrigiendo el sobreendeudamiento que se fue gestando en la primera mitad de la presente década.  Textualmente, les dijo que todos estos factores han proporcionado un mayor consumo, el cual, junto con una inversión más cuantiosa, de bases a un rápido incremento del PIB en el presente y en el futuro.

El Banco de México ha insistido mucho en esta hipótesis, de la cual existe amplia evidencia empírica.  Es indudable que la reactivación económica se ha logrado en un ambiente de inflación a la baja.  También es incuestionable la coincidencia entre el incremento notable en la inflación desde principios de 1995 y la recesión económica que sufrimos.

Segundo, parece ser que el IMEF no entiende cómo funciona actualmente la política monetaria.  Resulta muy difícil argumentar exitosamente, como pretende hacerlo Carlos Moreno, que la política monetaria es restrictiva.  Durante todo el año, el banco central ha satisfecho enteramente la demanda de dinero de toda la población, tanto empresarios como consumidores.  En ningún momento ha buscado reducir la cantidad de dinero en circulación, con fines de abatimiento inflacionario en perjuicios del crecimiento económico.  Inclusive, cuando las autoridades monetarias estimaron que esta demanda era superior a la que habían anticipado, aseguraron que la oferta creciera más para satisfacerla.

Si el Banco de México estima que la inflación del año entrante podría ser de 12.5 por ciento (o posiblemente menor), es porque es una cifra que juzgan consistente con las perspectivas de crecimiento económico, la evolución probable del tipo de cambio y el propio proceso de remonetización que se está dando en la economía.  Actualmente, el banco no lleva a cabo una política monetaria con una meta central de inflación, sino más bien acomoda el crecimiento natural de los agregados monetarios que juzgan consistentes con una tendencia a la baja en la inflación.  Procura que la inflación vaga disminuyendo, pero no como objetivo último de la política monetaria, sino más bien porque estima que entre más baja sea la inflación, mejores serás las posibilidades de crecimiento económico y creación de empleos, dado que se crea el clima macroeconómico más propicio para ello.

No existe ninguna relación positiva real duradera entre la inflación y el crecimiento económico.  La hipótesis de que una inflación moderada influye al incrementar la actividad económica es obsoleta y ha sido descartada por la gran mayoría de los economistas académicos.  Lo que en un momento pareció ser una relación empírica (por ahí de los años Sesenta), resultó más bien una aberración de los datos.  La evidencia actual apunta claramente hacia una relación negativa entre las dos variables, como resultado de las distorsiones que introduce la inflación.

También queda claro que la política monetaria no puede inducir un estímulo permanente en la actividad económica a través de una mayor inyección del medio circulante.  Algunos piensan que la recesión económica observada durante 1995 fue inducida por la política monetaria, dado que disminuyó mucho el medio circulante real durante ese año.  Sin embargo, la casualidad fue justamente al contrario; la recesión y la inflación indujeron una disminución importantes en la demanda de dinero de las empresas y consumidores.

Se antoja lógico que el IMEF invite de nuevo al gobernador del Banco de México a su Convención Anual, a celebrarse pronto en la ciudad de León.  Pero en esta ocasión, le pediremos a los asistentes que pongan más atención a las explicaciones que rinde el distinguido huésped.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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