jueves, 6 de noviembre de 1997

El Déficit Público

 

Pulso Económico


El Déficit Público


Por: Jonathan Heath


Ahora que ya casi ha llegado el momento de la entrega oficial del Presupuesto de 1998 a la Cámara de Diputados, la discusión sobre el monto del déficit público se está acalorando.  La Secretaría de Hacienda estableció el 1.25 por ciento del PIB como propuesta oficial, mientras que diversos diputados de todos los partidos alegan que es inaceptable.  El Poder Ejecutivo ha iniciado una campaña en los medios masivos sobre la importancia de mantener finanzas sanas, con énfasis en la recuperación económica y los avances logrados durante los últimos dos años.  Los representantes de las cúpulas empresariales realizan una gama muy amplia de comentarios difusos y contradictorios.

Dentro del debate, ni siquiera queda claro cuál es la posición exacta de cada partido.  Por ejemplo, Pablo Gómez, del PRD, declaró que el déficit es demasiado alto y que se tiene que bajar para poder reducir la inmensa deuda pública.  Los gastos del Fobaproa han ocasionado un aumento irresponsable en el gasto público a través de operaciones discrecionales y obscuras, lo que ha generado el aumento en el déficit público.

Anteriormente, Porfirio Muñoz Ledo había dejado ver que el déficit propuesto por el Poder Ejecutivo era inaceptable, dado que no dedicaba una mayor atención hacia las necesidades sociales.  Propone, entre otras medias, un aumento importante a los salarios de los empleados públicos.  Al mismo tiempo, Andrés Manuel López Obrador rechazó las críticas realizadas a la propuestas de su partido, en el sentido de que están sugiriendo políticas populistas.

Aquí surge una primera duda.  ¿Cuál es el déficit populista?  ¿Podemos catalogar un incremento del déficit como una política populista?  Resulta difícil afirmar que las propuestas actuales de los diversos partidos sean populistas, dado que los montos actuales están lejos de llegar a los niveles que existieron en épocas anteriores.

En 1982, cuando López Portillo aumentó de emergencia los salarios a los pocos meses dela devaluación de febrero y en anticipación a las elecciones de julio de ese año, el déficit público llegó a registrar el nivel más elevado al alcanzar el 16.9 por ciento del PIB.  Durante todo el sexenio de De la Madrid, el déficit nunca llegó a estar por debajo del 8 por ciento, y su promedio fue de 11.9 por ciento,durante su administración.  Inclusive, el promedio durante el sexenio de Salinas de Gortari fue de 1.6 por ciento, que es superior al 1.25 por ciento propuesto para 1998 (excluyendo los ingresos por desincorporación de empresas).

Más que una discusión sobre la existencia de un déficit populista, lo que estamos enfrentando es un debate sobre los efectos de un déficit moderado y los límites del financiamiento saludable.  Ningún partido está proponiendo una política presupuestal que pudiera quedar catalogada bajo este adjetivo.  Hemos visto una moderación en cuanto a las propuestas radicales de los partidos de izquierda, dado que hoy en día existe una mayor concientización sobre os efectos perversos de un déficit elevado.  Nadie propone un déficit que no se puede financiar.  Más bien, la discusión se ha concentrado en cuál será el monto máximo que pueda tener el déficit sin causar problemas en su financiamiento.

La propuesta del PAN, que a primera vista parece más sencilla, es todavía mucho más compleja.  No propone un aumento en el déficit público, lo cual es consistente con su posición tradicional de recortar el papel del Gobierno en la economía.  Más bien, el sustento principal de su propuesta de reducir los impuestos n descansa fundamentalmente en un recorte del gasto, sino más bien en el supuesto de que la recaudación no bajará tanto como sostiene el Ejecutivo ante una disminución en la tasa del IVA.  Esta política está basada en lo que los economistas norteamericanos conocen como “supply-side economics”, bautizado como “Reaganomics” por el público en general.

El Presidente Reagan de Estados Unidos (1981-1988) propuso una reducción importante en los impuestos como una medida para estimular el crecimiento económico, argumentando que la mayor actividad económica elevaría la recaudación de impuestos.  Aunque la economía norteamericana tuvo un desempeño envidiable durante esos años, el resultado final fue un aumento sin precedentes en el déficit público.  Fue tan elevado el déficit público al terminar su gestión, que transcurrió casi una década para reducirlo a niveles manejables.

Hoy en día, Estados Unidos es uno de los países más endeudados del mundo.  Una política similar en México podría desatar una nueva crisis económica, ya que no tenemos la capacidad de endeudamiento que tiene nuestro vecino del Norte.  Antes de tomar en serio la propuesta de aplicar el reaganomics a México, habría que revisar a fondo los estudios del Partido Acción Nacional que concluyen que podría funcionar.

Aún así, existe mucha preocupación sobre la elevación del déficit público.  La empresa calificadora de valores, Standard & Poor´s (S&P),  en su último análisis acerca del riesgo país que representa México, ha puesto de manifiesto el desasosiego acerca del tema.  Hace apenas un mes, S&P aumentó la perspectiva del País de “estable” a “positivo”, argumentando que el pilar de la recuperación a partir de la crisis ha sido la política fiscal conservadora que ha mantenido el Gobierno.

Dice la empresa que una disminución en la tasa del IVA reduciría las  posibilidades de mejoría del País.  La calificación de México está hoy en día limitada por la vulnerabilidad de la política económica ante las presiones políticas y aunque manifiesta la mejoría política alcanzada por la apertura democrática, señala que el riesgo político de México es mayor a otros países con la misma calificación.  El deterioro de las finanzas públicas en uno de los peligros principales que pudiera producirse por la nueva lucha política del País.

La calificación de riesgo país no es un asunto trivial, dado que tiene una repercusión directa sobre nuestro servicio de la duda.  Entre más riesgo representemos, mayor será la tasa de interes que tendremos que pagar al exterior.  El servicio de la deuda es uno de los gastos principales del Gobierno Federal por lo que una mejoría en nuestra calificación ayudaría a disminuir el gasto público en rubros que no tengan impacto social para canalizar lo hacia las prioridades marcadas.

Es en este sentido que los partidos de oposición le han revirado al gobierno Federal la crítica de un déficit elevado.  Los programas de rescate financiero, tanto bancario como carretero, aunados a la reforma del Seguro Social, representan por sí solos casi el 2 por ciento del PIB.  El Gobierno es criticado fuertemente por su incapacidad para recortar el gasto innecesario.  Un manejo más responsable del erario público hubiera abierto espacios par ampliar más el gasto social, reducir los impuestos impopulares y mantener el equilibrio en las finanzas públicas.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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