lunes, 13 de octubre de 1997

La Política Cambiaria y la Inflación

 

Pulso Económico


La Política Cambiaria y la Inflación


Por: Jonathan Heath


La tasa de inflación de la segunda mitad de septiembre, que reporta el Banco de México, registró 0.32 por ciento, según la información dada a conocer el viernes pasado.  Esta tasa es la más baja que se ha observado desde la segunda quincena de noviembre de 1994 y es muy similar a las tasas observadas a principios de 1993, cuando la inflación anual terminó en 8.01 por ciento.  Si analizamos esta tasa, es decir, si suponemos que fuera la misma por 24 quincenas consecutivas (un año), obtendríamos una inflación de 7.91 por ciento.

La inflación de todo el mes de septiembre fue más alta, de 1.25 por ciento. Es más, con la excepción de enero y febrero, fue la inflación más elevada del año.  Sin embargo, fue más baja que todos los meses del año anterior y si lo comparamos con los meses de septiembre de los dos años anteriores, fue sustancialmente más baja.  La inflación en septiembre de 1995 fue de 2.07 por ciento y en septiembre de 1996, de 1.60 por ciento.

Sabemos que la inflación de septiembre siempre es un poco más elevada por los aumentos en las colegiaturas,que se  presentan como consecuencia del inicio del ciclo escolar.  De manera especial, este mes tuvo aumentos importantes en las tortillas, el huevo y la leche.  Según los cálculos del Banco de México, si estos aumentos extraordinarios no se hubieran presentado, la inflación del mes hubiera sido de 0.71 por ciento, muy por debajo de los cuatro meses anteriores, que siempre estuvo cerca de 0.9 por ciento.

De continuar este tendencia, pudiéramos encontrarnos con una inflación acumulada de 13.6 por ciento hasta el mes de noviembre.  Esto significaría que con una tasa máxima de 1.2 por ciento de inflación en el mes de diciembre, terminaríamos dentro de la meta propuesta de 15 por ciento para el año.  ¿Es posible?  En principio sí, aunque se ve difícil dado que el último mes tiende a ser uno de los más altos del año.  Esto es por que la mayoría de la gente recibe su aguinaldo y por lo mismo aumenta la liquidez durante el mes.  Dado que estamos acostumbrados a gastar más por las fiestas navideñas, existe mayor presión sobre los precios.

No obstante, el factor decisivo va a ser la fecha y monto de los aumentos en precios públicos y salarios mínimos que tradicionalmente se han dado al final del año, cuando se renuevan los términos del Pacto.  Si el Gobierno decide regresar al esquema de hace muchos años, de otorgar estos aumentos al principio del año, entonces sería muy factible terminar muy cerca de la meta de inflación del 15 por ciento.  En cambio, se si decide aplicar los aumentos en el mes de diciembre, la inflación debería terminar cerda del 16 por ciento.  Aunque fuera este último el caso, debemos reconocer que la lucha contra la inflación ha sido muy exitosa ente año.  Debemos recordar que la mayoría de las proyecciones para la inflación de 1997 de hace un año andaban entre 18 y 19 por ciento.

¿Cómo ha sido posible?  En principio debemos reconocer que la política monetaria ha sido la adecuada.  Al mantener una política básicamente neutral, se permitió que la inflación fuera bajando en forma natural.  No existió una obsesión por bajar la inflación demasiado rápido, lo cual ha permitido que la actividad económica esté expandiéndose a una tasa del 7 por ciento. Al mismo tiempo, no hubo una política expansionista que buscara acelerar el crecimiento económico pero que hubiera dificultado el abatimiento inflacionario.  Tenemos que recordar que a lo largo del año hubo gente que acusó al Banco de México de llevar a cabo tanto una política expansionista, como demasiado restrictiva.  Al final de cuentas, sus apreciaciones resultaron equivocadas.

El segundo factor que ja contribuido en forma importante a reducir la inflación ha sido el comportamiento del tipo de cambio.  Al haber adoptado un régimen de flotación, el tipo de cambio obedeció al intercambio de la oferta u la demanda de dólares.  Las entradas de capital, que han sido básicamente de inversión extranjera directa y de colocaciones de bonos en el exterior, ha contribuido a que el tipo de cambio sea relativamente estable.  Esto significa que los precios de todos los insumos importados no se han incrementado y han servido como base para minimizar los aumentos de los demás precios.

Debemos recordar que la teoría de la paridad del poder de compra establece una relación entre diferencial de precios con el exterior y el tipo de cambio. La mayoría de la gente utiliza esta relación para sugerir que el tipo de cambio debería de aumentar, dado un diferencial positivo de inflación entre México y el exterior.  Sin embargo, esta teoría no marca ninguna casualidad, sino simplemente establece la relación.  Esto significa que un tipo de cambio estable debe contribuir a reducir el diferencial de inflación.

No obstante, aunque las políticas monetaria y cambiaria han contribuido a una reducción importante en el inflación, de todos modos vamos a terminar el año con un aumento generalizado de los precios del 15 por ciento.  Esto no es un monto trivial de inflación y sigue siendo un factor que puede contribuir a la inestabilidad.  Al igual que nos preguntamos cuáles han sido los factores que han contribuido a reducir la inflación, debemos preguntarnos cuáles son los factores que todavía hacen que los precios sigan aumentando.

La devaluación del peso de hace ya casi tres años provocó un aumento de alrededor del 150 por ciento en el precio del dólar.  La inflación acumulada durante el mismo periodo ha sido de casi 120 por ciento.  La devaluación provocó un aumento generalizado en los precios y una distorsión importante en los precios relativos.  Cuando la economía estaba en medio de la recesión, fue muy difícil que las empresas aumentaran sus precios al parejo del incremento de sus costos, especialmente en aquellos productos que iban al mercado interno.  Por lo mismo, muchas empresas tuvieron que sacrificar márgenes e inclusive entrar en pedidas para poder seguir vendiendo sus productos.  Ahora que la economía se ha recuperado, muchas de estas empresas han ido ajustando sus precios.  En este sentido,podemos decir que el efecto rezagado de la devaluación es el factor principal para explicar la existencia de la inflación.

También debemos reconocer la existencia de factores inerciales que vienen de una economía con memoria inflacionaria.  Aunque la inflación se pudo reducir en forma importante a principios de esta década, hemos tenido ya casi tres décadas de inflaciones elevadas.

Los siguientes meses serán claves para poder determinar qué tan rápidamente podrá seguir bajando la inflación.  Si se observan tasas menores al 0.8 por ciento durante los siguientes dos meses y se puede contener la cuenta de diciembre entro de límites razonables, será  muy factible observar una inflación cercana al 10 por ciento para fines del año entrante.  Sin embargo, existen presiones potenciales de aumentos en los precios públicos, los salarios mínimos y el déficit fiscal, ue pudieran impedir una baja tan rápida.


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