jueves, 16 de octubre de 1997

El Debate Sobre la Globalización

 

Pulso Económico


El Debate Sobre la Globalización


Por: Jonathan Heath



Poco se ha avanzado en el famoso debate sobre el modelo económico que se deberá seguir en nuestro País.  Aunque muchos han ofrecido sus puntos de vista en torno a los límites y alcances de la política actual, la mayoría de las opiniones han sido dirigidas a la discusión sobre el presupuesto para el año entrante y, por lo mismo, su alcance ha sido enfocado a los problemas inmediatos.

Son pocos los estudios series que se han tratado de realizar, que busquen eliminar los sesgos ideológicos y que ofrezcan avances verdaderos entro del debate.  Aunque queremos realizar un debate serio y abierto, terminamos por no escuchar los puntos de vista distintos y caemos simplemente en una plática de sordos.

Por lo mismo, cuando aparece un estudio serio que realmente tiene algo que aportar, bien vale la pena comentarlo.  El Instituto de Economía Internacional (Institute for International Economics) de Estados Unidos, dirigido por Fred Bergsten, con sede en Washington, ha realizado un magnifico esfuerzo en esta dirección.  Acaban de publicar el libro titulado ¿No Será qué la Globalización ya Llegó Demasiado Lejos? (Has Globalization Gone Too Far?),escrito por Dani Rodrik, en donde examina a fondo las limitaciones del proceso de globalización.  Lo que hace el autor es cuestionar justamente los costos que ha traído consigo el nuevo modelo económico, impulsado en muchos países en América Latina y en el resto del mundo.

En general, hemos visto que los economistas buscan resaltar los beneficios del flujo libre de bienes, servicios y capital; mientras que tendemos a ignorar o simplemente no tomar en cuenta las tensiones sociales que resaltan de la apertura comercial.  El enfoque de Rodrik  es el de tomar, como parte central de su análisis, los costos que conlleva el proceso de globalización, reconociendo explícitamente que la mayor integración económica internacional puede contribuir a una mayor desintegración social interna.

Entre otras cosas, está considerando que los cambios estructurales de la última década han transformado radicalmente el mercado laboral, produciendo cierta desintegración social a través de cambios extremos en las oportunidades de trabajo, el poder adquisitivo del obrero y la calificación requerida de la mano de obra.  Estas transformaciones, aunque incrementan la eficiencia económica de las empresas, tienen efectos nocivos sobre las posibilidades de generación de riqueza de las clases bajas y sobre la distribución del ingreso.

El autor argumenta que existe una brecha muy grande entre lo que predican los economistas y lo que piensan la mayoría de las personas no calificadas en estos temas.  Existen muchos argumentos falsos y contradictorios que utilizan los que se oponen a la apertura comercial que los economistas descartan de inmediato. Por lo mismo, tienden a ignorar o a subestimar estas posiciones,  Sin embargo, las objeciones siguen siendo validas.  El proceso de apertura ha traído consigo un incremento importante en las tensiones sociales que, si no son atendidas y examinadas a fondo, pueden ser fuente de una creciente inestabilidad social.

El estudio empieza con un reconocimiento de las consecuencias redistributivas que provoca la globalización, junto con los problemas creados por la reducción del papel del Gobierno y de las obligaciones sociales del Estado.  Posteriormente, procede a preguntar cómo se puede crear una compatibilidad entre la globalización y las presiones, para una mayor responsabilidad social de los riesgos derivados de este proceso.

Al enfocar el estudio sobre las tensiones generadas en vez de los beneficios creados por la globalización se está forzando una nueva concepción una nueva manera de entender lo que está pasando en muchos países como México. Reconoce que la globalización es un proceso inevitable del cual no podemos escapar y, por lo tanto, debemos buscar cómo acomodarlo para minimizar los efectos nocivos y extender sus beneficios a la mayor parte de la población.

La gran mayoría de los cambios incurridos, como resultado de la globalización de la economía, es hoy en día irreversible.  Los avances en la tecnología de transportación y comunicación han hecho que las fronteras nacionales sean sumamente porosas a la competencia externa, a tal grado que únicamente restricciones gubernamentales drásticas lo podrían frenar.  El regreso al proteccionismo no parece ser una solución dado que generaría sus propios conflictos sociales, además de un costo importante en términos de eficiencia económica.  En este sentido, no existen soluciones fáciles y, por lo mismo, se necesita un mayor nivel de pragmatismo que no esté atado por la ideología.

Dentro de las conclusiones principales, el autor advierte que si no se maneja bien la política económica, las presiones sociales que resultan de la integración económica global pueden resultar en un mal desempeño económico y en un mal Gobierno.  Por lo mismo, se recomienda buscar un balance entre la apertura y las necesidades internas.  No hace sentido sacrificar preocupaciones sociales en nombre del liberalismo.  En otras palabras, cuando se quiere establecer prioridades entre objetivos sociales y económicos, no se puede poner a las políticas de apertura comercial automáticamente aria de lo demás.

También se recomienda mantener una política activa de seguro social, especialmente a través de mayores programas sociales que busquen apoyar a los más necesitados.  Al ir reduciendo el papel del estado benefactor, muchas veces se puede olvidar de la importancia de este tipo de políticas.  Esto no significa mayor gasto ni déficit fiscal, dado que existen muchos espacios de mejoría dentro de los niveles actuales de gasto público. No obstante, al introducir nuevos y mejores programas sociales, se tiene que tener mucho cuidado en no entorpecer la habilidad de las empresas a producir más y generar mayores empleos. El ejemplo clásico se puede observar en Europa, en donde sus programas de seguridad social y beneficios a los desempleados han creado mayor desempleo y una carga tributaria creciente.

Por ultimo, recomienda el autor que no se utilice el argumento de la competividad como pretexto para reformas internas,.  Aun en el caso de una economía cerrada, hace sentido el saneamiento de las finanzas públicas y las políticas que buscan estimular la productividad.  Muchas reformas se han asociado al proceso de la apertura comercial aun cuando tienen su propia lógica.

Pronto, el mismo Instituto publicará dos estudios adicionales que van en la misma dirección.  El primero abarca el vínculo entre la expansión del comercio y las tendencias de la distribución del ingreso: mientras que el otro, hace un análisis comprensivo de los costos y beneficios de la apertura comercial.  El mérito principal que tiene este Instituto es que trata de eliminar el sesgo ideológico, mientras que está haciendo contribuciones bien importantes al debate que hará reflexionar a muchos.  Por lo pronto, este primer libro debería ser lectura obligatoria de todos nuestros diputados, senadores, secretarios, funcionarios públicos, analistas, académicos y demás participantes en el debate sobre nuestro futuro. 


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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