lunes, 16 de junio de 1997

Los Banqueros Mexicanos

 Pulso Económico


Los Banqueros Mexicanos


Por: Jonathan Heath®


El jueves pasado, el representante máximo de los banqueros mexicanos, Antonio del Valle, amenazó a la sociedad mexicana con provocar una crisis mayor a la de 1995 si es que se elige democráticamente a los candidatos del PRD.  Sabemos de lo que son capaces los banqueros mexicanos, ya que la mayoría de ellos pertenecen a las 30 familias que controlan al país, tal y como nos explicó Agustín Legorreta hace algunos años.

Sus palabras exactas fueron ligeramente diferentes.  Dijo que si se aplicara el programa económico expuesto por el PRD, se generarían crisis “peores” que las de 1995, inflaciones que no se han visto en muchos años y habría una salida masiva de capitales.  Sin embargo, él es justamente el representante de las personas que sacarían su dinero del país.  Más que una advertencia, parece una amenaza de un grupo de personas poderosas que nos quieren inducir el voto al miedo.  Nos están diciendo que si votamos por ideas contrarias a las suyas, él y sus cuates se llevarán su dinero a otro lado.  Al final de cuentas, la fuga de capitales la estaría provocando Antonio del Valle y no Cuauhtémoc Cárdenas.

Sorprenden sus declaraciones por varias razones.  Primeramente, por cierto tipo de hipocresía y cinismo.  A partir de 1990, el país aplicó la política económica propuesta por los banqueros: saneamiento de las finanzas públicas y privatización de la banca.  A los pocos años apareció una banca en manos de dueños nuevos con una gran cantidad de recursos para colocar entre los empresarios.  El resultado fue una crisis bancaria como nunca se ha visto en el país.  Nos demostraron su incompetencia como banqueros y empresarios al provocar un crecimiento fuera de proporción en la cartera vencida y una descapitalización generalizada.  Al mismo tiempo, hubo muchas incidencias de corrupción y malos manejos, a tal grado que varios de sus compañeros banqueros siguen hoy en día prófugos de la justicia.  En buena medida, la crisis bancaria fue uno de los elementos que provocó la devaluación de 1994 y la gran recesión que la acompañó.

Segundo, hoy en día no existen las condiciones para generar una crisis “peor” que la de 1995.  El déficit en la cuenta corriente es sumamente pequeño en comparación al de 1994; el tipo de cambio se encuentra alrededor de 25 por ciento más competitivo que hace tres años; se ha reducido el nivel de sobreendeudamiento de las familias; las necesidades de financiamiento de corto plazo son muy diferentes, al no existir Tesobonos ni grandes cantidades de deuda a amortizar en un futuro inmediato.

Por el lado jurídico, el PRD no podría inducir políticas muy diferentes, aun en el caso de que el PRI perdiera su mayoría absoluta en el Congreso.  El Ejecutivo sigue en manos del mismo Presidente, el Senado estará controlado por el PRI y la Cámara de Diputados tendrá una mezcla de tal forma que se necesitará una alianza entre dos partidos para poder aprobar nuevas iniciativas del ley.

Por el lado político, no queda tan claro que el PRD lanzaría propuestas irresponsables si es que llegara al poder.  Sus propuestas medulares hablan de incrementar algunos impuestos (y reducir otros) de tal forma que podrían aumentar el gasto público.  Sin embargo, si sus políticas tributarias no lograran incrementar la recaudación, seguramente no ampliaría el gasto.  Su programa económico reconoce explícitamente los excesos del sector público en el pasado, incorpora la importancia de un presupuesto relativamente balanceado y entiende la vulnerabilidad de la balanza de pagos.

En ningún momento habla de reducir unilateralmente la deuda externa.  Más bien, plantean negociar nuevos términos para el servicio de la deuda, lo que los gobiernos priístas ha hecho en numerosas ocasiones durante los últimos tres sexenios.

En lo particular, existen muchas propuestas en el programa económico del PRD con las cuales no comulgo.  En varios puntos sí parecen proponer regresar a esquemas que se han intentado en el pasado sin ningún éxito.  Varias de sus políticas complicarían los problemas nacionales en vez de solucionarlos.  Sin embargo, también debemos reconocer que su plataforma es mucho menos radical que la de la mayoría de los partidos de izquierda hace apenas diez años atrás.  Pero el punto central que tiene que incorporar el PRD (o cualquier otro partido que pretende seriamente llegar al poder) a su política económica es una fórmula efectiva para evitar la generación de crisis recurrentes.  Si el PRD llegara al poder instrumentando una política que provocara una nueva crisis, queda muy claro que no podría permanecer por mucho tiempo.

En este sentido, si Cuauhtémoc Cárdenas llega a ocupar el cargo de Jefe de Gobierno del Distrito Federal, él mismo sabe que para utilizar el puesto como trampolín para llegar a la Presidencia en el año 2000, tiene que demostrar responsabilidad y habilidad para resolver los problemas.  Si al contrario, termina por profundizar los problemas o crear nuevos, en vez de trampolín será la tumba de sus aspiraciones.  Es muy sencilla la democracia cuando funciona bien.  El que hace buen trabajo debe ganar, mientras el que provoca crisis recurrentes debe perder.  Hasta la fecha, el PRI ha probado saber cómo generar crisis, mientras que el PRD tiene todo para probar que lo puede hacer mejor.

No obstante, la posición oficial de los banqueros, expresada por su Presidente, no se debe interpretar como una crítica al programa económico del PRD.  Queda claro que el señor ni siquiera se ha tomado la molestia de leerlo.  Más bien es una posición política y de alianza con el PRI y el gobierno que les dio la banca y les ha otorgado todas las facilidades para reponerse de los errores cometidos durante la primera mitad de esta década.  La Asociación de Banqueros de México tiene miedo a un gobierno que pone en tela de juicio el programa de pensiones y amenaza con incrementarles los impuestos.

Dado que la diferencia de opinión es más política que económica, sería recomendable que el debate se llevara a cabo entre Antonio del Valle y Andrés Manuel López Obrador y no sus comparsas correspondientes   Estos señores son los que están haciendo las declaraciones y los que toman las decisiones finales, no los técnicos economistas.  De esta manera, los dos tendrían que leer, estudiar y entender las propuestas del otro y esto sería muy saludable para todos.





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