jueves, 8 de mayo de 1997

Las Economías de México y Estados Unidos

 

Pulso Económico


Las Economías de México y Estados Unidos


Por: Jonathan Heath


Siempre ha existido la percepción de que las economías de México y estados Unidos está muy interrelacionadas.  Se ha dicho que cuando Estados Unidos se resfría, a México le da pulmonía.  Sin embargo, si examinamos el pasado, casi nunca han coincidido nuestros ciclos recesivos.  Hasta ahora, todas las recesiones en los Estados Unidos han ocurrido cuando la economía mexicana se encuentra en una etapa de crecimiento.  De igual manera, nuestras recesiones se han desarrollado en épocas de expansión para la economía norteamericana.

La razón es relativamente simple.  Hasta hace poco, teníamos una economía cerrada y no dependíamos tanto de nuestras exportaciones como motor de crecimiento.  Cuando estalló la crisis de 1982, Estados Unidos venía saliendo de la recesión y alta inflación de Carter, para iniciar una expansión económica con Reagan, que coincidió con nuestra década perdida.  Cuando sufrimos el desplome de los precios petroleros (la recesión de 1986), Estados Unidos se vio beneficiado.

Lo más cerca que hemos llegado fue en 1993 cuando Estados Unidos experimentó una recesión que ayudó a la derrota de Bush y la eventual victoria de Clinton.  Para esos años ya empezábamos a tener una economía más abierta.  Sin embargo, pudimos incrementar nuestras exportaciones en forma acelerada a pesar de la recesión en los Estados Unidos y nuestra economía pudo crecer al 2.0 por ciento.

A pesar de que no han coincidido nuestros momentos de estancamiento, no podemos menospreciar el efecto de una desaceleración económica o un aumento en las tasas de interés del país vecino en nuestros mercados, especialmente si consideramos que somos una economía mucho más abierta que antes e interconectada con ellos a través del Tratado de Libre Comercio.  El 85 por ciento de nuestras exportaciones van a ese país y hoy dependemos mucho más que antes de la actividad exportadora.,

Hemos tenido mucha suerte en este aspecto, si consideramos la gran recesión de 1995 y nuestras posibilidades de recuperación.  Gracias a la actividad exportadora, el desplome del Producto Interno Bruto (PIB) en 1995 fue menor a lo que pudo haber alcanzado.  De igual manera, no podríamos explicar el crecimiento del 5.1 por ciento en el PIB el año pasado, sin una clara referencia a nuestras exportaciones.  En este sentido, fue muy afortunado que la economía norteamericana estuviera viviendo un periodo de expansión económica y pudiera absorber nuestros productos.

Por lo mismo, es de sumo interés para nosotros seguir de cerca el desenvolvimiento económico de los Estados Unidos para asegurar que podamos seguir creciendo.  La economía norteamericana está viviendo una de su mejores etapas, no solamente en cuanto a crecimiento económico, sino también en ,materia de generación de empleos y de abatimiento inflacionario.  Nuestros vecinos no habían experimentado tasas de desempleo tan bajas sin presión inflacionaria desde hace aproximadamente 30 años.

Existía la creencia de que la economía norteamericana no podía soportar una tasa de desempleo menor al 5.5 por ciento sin generar presiones inflacionarias.  Sin embargo, desde el año pasado han registrado tasas menores a este umbral, hasta llegar a una tasa del 4.9 por ciento en el mes de abril.  Durante todo este tiempo, la inflación no ha mostrado signos de resurgir y se ha mantenido por debajo del 3 por ciento anual desde hace varios años.

Mientras que esta situación ha mantenido contenta a la administración de Clinton y de pasada también a México, ha existido mucha preocupación por parte de diversos analistas (y en especial por parte de Alan Greenspan, el Gobernador del Banco Central de los estados Unidos, la llamada Reserva Federal) sobre cuándo podría llegar a su fin.  En 1994, ante una situación similar, Greenspan promovió un ala en las tasas de interés en su país para tratar de enfriar ligeramente la economía.  Esta estrategia resultó correcta, ya que se pudo contener la inflación por debajo del 3 por ciento sin inducir una recesión.  Sin embargo, esas alzas provocaron mucho ruido en nuestro País y fue uno de los factores que propicio ese año, la disminución de los flujos de capital hacia México.

Ahora todo parece apuntar que Greenspan está interesado en repetir la estrategia.  La economía de su país alcanzó un crecimiento de 5.6 por ciento durante el primer trimestre del año, mientras que la tasa de desempleo llegó al 4.9 por ciento.  Aunque no se han registrado signos de un repunte inflacionario, Greenspan prefiere anticipar y prevenir que lamentar.

No obstante, es interesante entender cómo se ha dado este fenómeno de pleno empleo sin inflación.  En el pasado, cuando la economía crecía mucho y el desempleo disminuía, los sindicatos norteamericanos aprovechaban para presionar por mayores aumentos salariales, incrementando a su vez a la inflación.  Ahora todo parece indicar que los sindicatos han moderado su punto de vista, aceptando que es preferible mantener un mayor número de empleos.

En parte, esta visión obedece al hecho de que hoy en día es muy fácil producir lo mismo en otras partes el mundo, con un costo laboral más reducido.  Si exigen mayores aumentos, provocan que las empresas cierren sus operaciones en ese país y se reubiquen en otro lado.  En otras palabras, la apertura comercial vista a nivel mundial está ayudando por un lado a contener la inflación, mientras que ya no permite que la brecha de salarios entre los países siga creciendo desmesuradamente.

Desde el punto d vista del bienestar económico de la población, siempre va a ser preferible tener salarios más elevados.  Sin embargo, se tiene que considerar que muchas veces los aumentos sirven únicamente para incrementar la inflación o para aumentar el desempleo.  Justamente éste es el dilema que enfrentamos.

Por lo pronto, podemos anticipar unas alzas ligeras en las tasas de interés en los Estados Unidos.  Siempre y cuando éstas sean moderadas, no deberíamos resentir una disminución en los flujos de capital ni nos deberían de provocar desajustes en la economía mexicana.  Al contrario, si estas tasas logran contener la inflación norteamericana y mantener su crecimiento económico, podríamos salir beneficiados.

Sin embargo, si los aumentos son mayores podría llegar a frenar el crecimiento norteamericano y de rebote a nuestra economía.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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