Pulso Económico
La Confianza en el Banco de México
Por: Jonathan Heath®
La semana pasada The Wall Street Journal (WSJ) dio a conocer al público algo que ya sabían la mayoría de los analistas que vigilan la política monetaria en México: la base monetaria está creciendo por arriba de lo que el propio Banco de México había pronosticado. El artículo causó mucho ruido y comentarios en el medio, a tal grado que el Banco de México emitió un boletín de prensa y convocó a diferentes reuniones con analistas, columnistas y reporteros para explicarles la versión oficial de qué ha venido ocurriendo.
Aquí mismo comentamos que existen dos versiones sobre los hechos: la oficial y la cínica. Sin embargo, faltó aclarar algunos puntos finos al respecto. La mayoría de los analistas que se habían percatado de esta situación, que se venía gestando desde hace varios meses, ya habían acudido al Banco Central para pedir una explicación y habían aceptado la respuesta oficial. En el fondo, se tiene que aceptar que los montos diarios dado a conocer en el programa monetario son pronósticos y no metas. Esto hace toda la diferencia. El Banco falló en sus proyecciones econométricas (lo cual nos pasa a todos los que intentamos predecir el futuro), sin embargo, ha sostenido la política monetaria dentro de los parámetros establecidos en su programa.
El Banco nos proporcionó sus proyecciones diarias justamente para que pudiéramos darle un seguimiento más de cerca a la evolución de la base monetaria. En caso de alguna desviación, podíamos acudir y pedir explicaciones. Así pasó y en la mayoría de los casos, los analistas han quedado satisfechos con el procedimiento, a tal grado que los indicadores diversos de los mercados (tasas de interés, el índice de la bolsa, el tipo de cambio, etc.) ni se inmutaron al conocer la noticia del WSJ.
En otras palabras, existe la información oportuna, se buscan explicaciones y cada quien actúa como cree necesario. Así debe de ser. Hace tres años, si hubiera ocurrido algo similar, nos hubiéramos enterado a los seis meses, cuando ya era irrelevante la información y no podíamos hacer nada. Las cosas han mejorado enormemente y esto incrementa la credibilidad que deberíamos tener en el Banco Central. La semana pasada dije que la gran oportunidad de restablecer la credibilidad en el Banco se le estaba escabullendo de las manos. Con una poca más de reflexión, creo que me equivoqué con tal afirmación. Más bien es todo lo contrario. Más información, más explicaciones veraces y oportunas, más comunicación, más parámetros para entender lo que está pasando, no puede ser más que una mejoría.
La política monetaria es compleja. Tiene muchos aspectos técnicos difíciles de entender. Como público, tenemos mucho qué aprender. Tenemos que saber cómo interpretar una mayor expansión monetaria, una baja en las tasas de interés, una disminución en el crédito interno neto o corto en el mercado. Sin embargo, para poder hacerlo necesitamos más información y explicaciones. En momentos nos equivocaremos al interpretar algún fenómeno. Pero a la larga aprenderemos y mejoraremos.
Ya dicho lo anterior, también es necesario señalar que la existencia de la versión cínica tiene su razón de ser. Es una versión que no tiene nada que ver con los acontecimientos de hoy en día, sino más bien viene de la frustración acumulada por los errores y la falta de información del pasado. No se debe tratar de ridiculizar o tachar de ignorante a quien duda de las intenciones legítimas del gobierno al llevar a cabo su política económica. Son demasiadas crisis, devaluaciones, recesiones, inflaciones y errores a través del tiempo como para despreciar estos cuestionamientos. Más bien hay que entender por qué aparecen, escucharlas y atenderlas en forma responsable.
Aquí es donde todavía tiene que aprender el Banco Central. No se vale dar diferente información a distintos medios. El Banco trata de mantener bien informados a los analistas y técnicos especializados. Sin embargo, tiene miedo de entregar la misma dosis de información a la prensa, dado que duda de su habilidad para interpretar correctamente los acontecimientos. El Banco no puede ni debe juzgar quién sabe o quién no. Tiene que otorgar el máximo de información al público en general y con mucha paciencia explicar lo que está pasando. Habrá tropiezos, pero a la larga mejorará y todos entenderemos mejor. Poco a poco se irán desapareciendo las versiones cínicas. Pero esto se tiene que ganar con los hechos y con el tiempo.
La política de comunicación social del Banco tiene que mejorar. Tiene que ser más abierta. No querían explicar la razón de la mayor expansión monetaria dado que el público no lo había pedido. Una explicación de un fenómeno que nadie pide puede interpretarse mal. Sin embargo, una explicación vertida después de un periodicazo en el WSJ da la impresión de una justificación apologética apresurada de algo que querían esconder. No es fácil lidiar con la prensa. No obstante, se tiene que hacer. La mejor forma es dar más información y explicaciones más oportunas.
Siempre será mejor dar más información que menos. Al principio se puede malinterpretar y crear situaciones confusas como la de la semana pasada. Pero a la larga siempre va a ser mejor y se irá ganando poco a poco la confianza del público. En un momento dado, el Banco podrá cometer un error de política. Pero siempre será transparente y abierto. No podemos pedir la perfección en lo que es una ciencia social, pero sí podemos exigir estar al tanto y tener todos los elementos necesarios para poder debatir y discutir la problemática.
En resumen, podemos decir que lo que ocurrió la semana pasada fue muy positivo. Existen dudas legítimas acerca del funcionamiento de la política monetaria y se van aclarando. Así es como deber ser.
En busca de recuperar la credibilidad, el Banco de México experimentó con la divulgación de su pronóstico diario. A primera vista se pudiera pensar que el experimentó falló, dado que el público no supo interpretar correctamente la información y se armó una controversia que pone en duda la credibilidad del Banco Central. Más bien no es así. Nos sirve el pronóstico para vigilar la política monetaria y avizorar oportunamente cualquier cambio. Pudimos detectar una expansión monetaria más acelerada de lo previsto y entender el por qué. Sin lugar a dudas es un avance significativo.
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