lunes, 24 de febrero de 1997

Las Reservas Internacionales

 Pulso Económico


Las Reservas Internacionales


Por: Jonathan Heath®


Las reservas internacionales de divisas que mantiene el Banco de México constantemente han sido un foco de atención.  A través del tiempo, siempre que empiezan a escasear, viene una devaluación.  Si el tipo de cambio se encuentra sobrevaluado, la gente y las empresas empiezan a comprar las divisas disponibles hasta agotarlas.  Esto fuerza al Banco de México a ajustar el precio de la divisa en forma sorpresiva y repentina.  Como consecuencia, todos quieren saber el monto de las reservas para tratar de anticipar una devaluación.  Por lo mismo, si existe un monto elevado, la gente se siente más tranquila dado que sabe que podrá adquirir dólares para proteger su patrimonio en cualquier momento.

Lo que ha costado mucho trabajo entender es el papel cambiante que tienen las reservas ahora que el precio del dólar se ajusta a diario según las condiciones del mercado.  Anteriormente, el Banco de México mantenía el tipo de cambio dentro de cierto rango, comprando divisas cuando sobraban en el mercado para evitar así que se apreciara (redujera el precio), o bien, vendiendo divisas cuando escaseaban para asegurar que no se depreciara (aumentara el precio).  Obviamente, para intervenir de esta manera, el Banco Central necesitaba tener a su disposición las divisas necesarias.  Por lo mismo, era muy importante el monto de las reservas; éste determinaba el grado de intervención posible, especialmente en el caso de evitar la depreciación.

A través del tiempo, se llegó a la conclusión de que el Banco de México no podía ganarle al mercado, es decir, no podía evitar una depreciación de la moneda si es que así lo dictaminaba el mercado.  Para reducir las presiones inflacionarias, utilizaba al tipo de cambio como ancla, lo que significaba evitar que se depreciara.  Mientras tuviera reservas, no había problemas.  Sin embargo, en muchas ocasiones las reservas se agotaban rápidamente, forzando al Banco a aceptar una devaluación.

A partir de la devaluación de 1994, cuando se perdieron casi 30 mil millones de dólares de reservas en aproximadamente un año, se decidió dejar al mercado el ajuste del tipo de cambio a través de un régimen cambiario de flotación.  Esto significa que ya no es necesario mantener reservas de divisas, dado que no se va a intervenir en el mercado para mantener un tipo de cambio dado.  A lo mucho, el Banco Central venderá al mercado montos limitados de divisas cuando percibe una situación especulativa de volatilidad excesiva (como lo hizo en varias ocasiones durante 1995).  Sin embargo, no es una obligación y por lo mismo, no necesita mantener muchas reservas para este propósito.

De todos modos, el Banco Central necesita divisas para diversos propósitos.  Por un lado, proveer al gobierno federal de divisas para que éste cumpla con el servicio de su deuda externa.  También tiene su propia deuda, básicamente con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por lo cual necesita realizar pagos por el servicio y por amortización.  Sin embargo, el Banco no obtiene estas divisas en el mercado, sino que le compra directamente a Pemex todas sus divisas que provienen del exterior como resultado de sus exportaciones de petróleo.  En este sentido, el Banco Central trata de realizar todas sus transacciones de tal forma que no afecten el precio del dólar en el mercado libre.

No obstante, muchos han señalado la conveniencia de que el Banco incremente sus reservas de dólares.  Hoy en día las condiciones de mercado son muy favorables.  Existe un precio internacional del petróleo elevado, las tasas de interés en el exterior se encuentran a niveles muy bajos, existe mucha liquidez a nivel internacional y la economía mundial se encuentra relativamente estable y creciendo.  Esta situación se podría revertir en un futuro, escaseando las divisas que necesita el Banco de México y obligándolo a salir al mercado para adquirirlas.

También conviene incrementar las reservas para inspirar una mayor confianza en los inversionistas de que México siempre podrá hacer frente a sus pagos en el exterior.  Sin embargo, también conviene señalar que es costoso mantener reservas y no se debe abusar de esta política.  Acumular reservas simplemente para poder decir que existen, pero sin intención de usarlas, puede llegar a ser una práctica indeseable.  No obstante, después de la experiencia con los Tesobonos hace un par de años, muchos inversionistas preferirían que México obtuviera más reservas.

En este sentido, el Banco de México ha estado instrumentando una política de adquirir reservas, pero con sumo cuidado para no presionar al tipo de cambio.  A través de un mecanismo de subasta con opción de compra, el Banco ha comprado divisas regularmente.  Es un sistema en el que únicamente adquiere los dólares si es que el tipo de cambio está estable.  Primero empezó conservadoramente con subastas mensuales de 130 millones de dólares (md).  Pronto incrementó ese monto a 200 md y posteriormente a 300.  La semana pasada, anunció su intención de aumentar de nuevo el monto que adquiere a través de este método.  Como consecuencia, las reservas brutas ya han rebasado los 20 mil millones de dólares, mientras que las reservas netas están por encima de los 19 mil millones.

No obstante, la reconstitución de las reservas a niveles elevados presenta varios problemas, uno de los cuales es el uso potencial que se les dará.  Al tener reservas, podrían empezar a existir presiones políticas para utilizarlas o para determinar ya sea un tipo de cambio fijo o una política de bandas.  ¿Cómo sabremos si el Banco de México las utilizará?

Por lo mismo, fue sumamente importante que, junto con el anuncio de adquirir todavía más reservas, el Banco estableciera claramente las reglas que gobernarán su uso.  En principio, el Banco no venderá divisas al mercado para no intervenir en la determinación del tipo de cambio.  Su propósito estará limitado a reducir las fluctuaciones muy grandes que se podrían dar en un momento dado.  Si dentro de un solo día, el tipo de cambio varía más del 2 por ciento, entonces el Banco proveerá al mercado un monto limitado para tratar de minimizar su variación.  Sin embargo, no lo hará en forma continua ni cuando existieran incrementos diarios menores al 2 por ciento.  De esta forma, influirá en limitar las fluctuaciones bruscas, pero no en determinar el rumbo o la tendencia.

Así tenemos que entender que si el tipo de cambio se fortalece más allá de lo que nos gustaría observar, es porque existe una oferta mayor de divisas en la economía y no porque el Banco de México esté favoreciendo una política de anclar de nuevo al tipo de cambio para reducir la inflación.

Cada vez tenemos reglas más claras para conocer de antemano cuándo y cómo intervendrá el Banco de México.


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