Pulso Económico
Las Críticas del Extranjero
Por: Jonathan Heath®
Es muy positivo para el país abrirse más a la crítica y a la discusión abierta. Poco a poco, a través de los últimos años, se está logrando un diálogo sincero; todos dan a conocer sus puntos de vista y se intercambian opiniones. Empezamos a dejar atrás la época en que únicamente eran válidas las opiniones a favor de lo que hacía el gobierno, aun en el caso de que estuviera mal o cometiera errores.
Por naturaleza, el gobierno constantemente resalta lo positivo y los logros de la administración. Por el contrario, también por naturaleza, la oposición se enfoca siempre a lo negativo y lo que falta por hacer. Parte del problema es que en pocas ocasiones reconoce el gobierno los desaciertos, al igual que la oposición, que casi nunca reconoce lo positivo. Es importante resaltar tanto la parte vacía como la parte llena del vaso, pero no porque uno se enfoca en una parte, significa que no existe la otra.
Mal hace el gobierno en criticar a los que no concuerdan con los puntos de vista oficiales. Todos tienen derecho de expresar su opinión y entre más lo hacen, es mejor para todos. De igual manera, también debemos permitir y buscar más las opiniones que procedan del exterior sobre nuestro país. Estas opiniones no son intromisiones ni violaciones a nuestra soberanía. Son puntos de vista, que aunque no concuerdan con los nuestros, deberíamos escucharlos. En caso de no estar de acuerdo, entonces debemos expresar nuestra opinión pero bien argumentada, en el espíritu de diálogo en que todos ganamos. Descalificar a alguien antes de escucharlo o simplemente por lo que es o por lo que representa, es signo de inmadurez intelectual.
Tal es el caso de Christopher Whalen, el norteamericano ex-asesor de Cuauhtémoc Cárdenas. Whalen, que presume de no usar la lógica de un economista, escribió la semana pasada un artículo sobre México en el Financial Times de Londres. El argumenta que el reciente éxito de la recuperación económica en México es una ilusión basada únicamente en la industria maquiladora y la estrategia del gobierno mexicano de incurrir en un mayor endeudamiento. El dice que las dos únicas salidas que le quedan a nuestro país son una unión monetaria con los Estados Unidos o bien, una renegociación de la deuda externa con una quita importante de capital. Según su tesis, la política económica del país está destinada al fracaso, dado que no tiene ningún sustento real.
En un momento dado, se podría llegar a estar de acuerdo con algunas de las hipótesis de Whalen, pero por otras razones completamente diferentes a las que él argumenta. Su problema es que le falla la lógica en el análisis y se fundamenta en afirmaciones que no tienen ningún sustento.
Por ejemplo, Whalen dice las únicas exportaciones que están creciendo son las de la maquila. Sin embargo, hoy en día las exportaciones que no son de este tipo están creciendo por arriba del 20 por ciento anual, inclusive por arriba de la propia maquila. Dice que el empleo sigue cayendo, no obstante, todos los indicadores (registros en el Seguro Social, la encuesta mensual de empleo, la encuesta mensual de manufacturas, etc.) muestran lo contrario.
Argumenta que la tasa real de interés es muy alta para una economía como la mexicana. Aunque esto sí es cierto, los datos que utiliza están equivocados y no sirven para llegar a sus conclusiones. Por ejemplo, dice que la tasa de Cetes es de 30 por ciento, cuando ésta se encuentra en 23 por ciento, y le resta la inflación oficial del año que empieza (15 por ciento), cuando la inflación anual es del 27.7 por ciento. Falsea los datos y utiliza los indicadores equivocados. Si observamos la realidad, la tasa real promedio del año pasado fue menor al 5 por ciento, que no se puede considerar elevada e inclusive es favorable al compararla con las de otros países.
Si él quiere llegar a argumentar que la tasa real de interés es elevada, debería de utilizar como referencia las tasas activas de la banca, es decir, las tasas a que prestan dinero los bancos a las empresas. Esta no es la de los Cetes. Ni siquiera menciona el problema actual de la cartera vencida de los bancos, que es fundamental para explicar y argumentar la existencia de una tasa real elevada.
Enseguida hace unas afirmaciones que simplemente no son ciertas. Hace pensar a uno que México tiene un déficit muy elevado en la cuenta corriente y que éste sería peor si no se incluyen las exportaciones netas de la maquila. Sin embargo, el déficit acumulado de 1996 (hasta el tercer trimestre según los datos disponibles) muestra que el déficit de la cuenta corriente es menor al 0.1 por ciento del PIB. Si la balanza de la maquila se resta a la balanza comercial, de todos modos tendríamos un superávit en 1995 y 1996.
El afirma que México le ha pagado al gobierno de los Estados Unidos, pero que no se ha hecho ningún pago al FMI. Esto también es falso: se pagaron mil millones de dólares en agosto del año pasado y otros 1.5 mil millones la semana pasada. Afirma que México se endeudará en por lo menos 7 mil millones de dólares más este año por parte del FMI, el Banco Mundial y el BID. Simplemente no es cierto. El endeudamiento neto del año será menor e inclusive disminuirá con el FMI.
El artículo de Whalen hace pensar a uno que México está a punto de entrar a una crisis en su balanza de pagos. El punto central de su argumentación es que México está aumentando su deuda externa a una velocidad alarmante. Según el, la nueva deuda se está destinando únicamente a financiar el comercio externo y los déficits en la balanza de pagos.
Sin embargo, no estamos cerca de una nueva crisis. La política económica de los últimos dos años ha corregido el problema que teníamos y hoy por hoy nuestra balanza de pagos está muy bien. La balanza comercial es superavitaria; el déficit en la cuenta corriente es tan pequeño que se debe considerar insignificante; existe un pequeño superávit en la cuenta de capital; la deuda externa de corto plazo es mínima, mientras que el patrón de amortización se ha reestructurado hacia un mayor plazo; la valuación del tipo de cambio es la correcta, mientras que la política de flotación se ocupe de mantenerlo así. La deuda externa que se ha contratado se ha utilizado para liquidar otras deudas de menor plazo, por lo que no ha aumentado significativamente la deuda externa neta.
No se vale partir de premisas o datos falsos para sustentar opiniones que buscan ir en contra simplemente por el hecho en si.
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