Pulso Económico
El Prepago de Deuda
Por: Jonathan Heath®
México amortizará el día de hoy 5 mil millones de dólares al extranjero a manera de pre-pago de deuda externa. Con un pago de 3.5 mil millones de dólares del Gobierno Federal al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, se liquida por completo el adeudo contratado con ese país a raíz de la crisis financiera de 1994-95. El resto del pre-pago, 1.5 mil millones de dólares, lo realiza el Banco de México para disminuir sus pasivos con el Fondo Monetario Internacional (FMI). ¿Esto es bueno?
Como en todo, al escuchar la noticia algunos empezaron a difundir opiniones en contra de la transacción. Primero, por ponerle más atención a los adeudos con el exterior que a los compromisos internos. Falta mucha más inversión para estimular a la economía y para crear empleos. ¿Cómo puede ser que estamos pagando este monto tan elevado cuando existen tantas necesidades aquí en el país. Después, por preocuparse más por la percepción extranjera que la nacional. Se está haciendo este pre-pago para mejorar nuestra imagen en el extranjero. ¿Por qué el gobierno no se preocupa más en mejorar su imagen dentro del país? Por último, el pago tiene fines electorales. Se está realizando la liquidación para poder presumir que ya no debemos dinero a los Estados Unidos e incrementar los votos a favor del PRI en las próximas elecciones. ¿Qué otro tipo de táctica van a utilizar para buscar más votos?
No obstante las críticas, la noticia es fundamentalmente buena para el país y para los mexicanos. Es importante subrayar que no se están desviando recursos de la economía nacional hacia el exterior. Más bien, esta liquidación forma parte de una estrategia de reestructuración de la deuda externa pública hacia un perfil de pagos de mucho mayor plazo.
Si bien es cierto que México no tiene un nivel excesivo de deuda externa, en especial si lo comparamos con otros países, sí es cierto que teníamos un perfil de amortizaciones de mucho menor plazo que los demás. Desde hace un par de años, el gobierno ha estado trabajando en ampliarlo, reestructurando la deuda a través de los mecanismos de mercado. Lo que está haciendo el gobierno es equivalente a las renegociaciones de deuda de los ochenta, sólo que ahora está utilizando al mercado en vez de sentarse con algunos acreedores específicos.
En este caso en particular, México está liquidando esta deuda por ser uno de los próximos pagos abultados que teníamos que realizar a partir del año entrante. Anteriormente, se había hecho lo mismo con otros pagos que se veían venir en un plazo relativamente corto. No debemos confundir una estrategia de mejorar nuestro perfil de amortizaciones a través de contratar deuda de largo plazo para liquidar deuda de corto plazo (lo cual no aumenta el monto de la deuda total), con una estrategia de endeudamiento neto dirigido a incrementar la inversión en el país. Lo que estamos observando ahora es lo primero. Sin embargo, esto no impide ni contradice lo segundo, dado que son totalmente independientes.
Tampoco debemos decir que este pago se realiza simplemente con el fin de mejorar la confianza del extranjero en nuestro país. La estrategia de ampliar los periodos de pago de la deuda es algo que nos conviene más a nosotros que a los extranjeros. Cuando existe una devaluación y una recesión subsecuente, el primera afectado es el mexicano que pierde poder adquisitivo y fuentes de empleo. Una estrategia diseñada para evitar una situación similar a la de 1994, es algo que nos conviene a nosotros antes que a cualquier otro.
Si la liquidación de esta deuda mejora la percepción del extranjero, quien gana es México. Esta mejoría va a redituar en un costo menor de financiamiento en el futuro, junto con una mayor entrada de inversión extranjera al país. Al final de cuentas, nos conviene poder disponer de mayores recursos y a un costo menor.
Es absurdo pensar que esta estrategia tiene algo que ver con las elecciones. La gran mayoría de los que votarán no están enterados del tema y les preocupa más la supervivencia. Inclusive, algunos ven esta medida como negativa dado que el gobierno esta pagando primero al extranjero en vez de preocuparse por los mexicanos. Los que sí están enterados, van a determinar su voto por cuestiones más concretas.
La liquidación total de esta deuda con los Estados Unidos tiene un significado simbólico fundamental. Primero, revela que si un país va a depositar su confianza en nosotros y en nuestra habilidad para salir adelante (aun reconociendo que a ellos también les convenía), no hace una apuesta equivocada. Asumimos el compromiso de la operación singular más grande en la historia de deuda internacional y salimos airosos. Esto nos tiene que redituar en la percepción de riesgo país y llevar a una recuperación eventual en nuestra calificación. Segundo, significa que una parte (obviamente no toda) importante de la crisis está detrás de nosotros. Hoy en día no tenemos problema alguno en nuestra balanza de pagos. Hemos podido acumular reservas y la valuación actual del tipo de cambio es la correcta. No tenemos un perfil de pagos al exterior demasiado abultado durante los siguientes años y la política cambiaria es lo suficientemente flexible como para ajustarse cuando sea necesario.
Puede ser que todavía falten muchos aspectos como para poder presumir de haber librado la crisis. Falta resarcir el poder adquisitivo de los salarios. Falta recuperar fuentes productivas de empleo. Falta una recuperación en serio del sector comercial, en especial de las ventas al menudeo. Falta abatir la inflación a niveles de un dígito, como estaba antes de la devaluación. Falta incrementar la capacidad de ahorro interno para reducir nuestra dependencia del exterior. Falta regresar a la senda del crecimiento sostenido.
Sin embargo, se tienen que reconocer los avances y uno de ellos es la estrategia de empujar nuestra deuda externa hacia un plazo mayor. Aquí el gobierno ha hecho un excelente trabajo.
En este mismo sentido, es importante que el gobierno vaya preparando el camino para evitar la devaluación (tradición muy arraigada de fin de sexenio) del año 2000. Una de las políticas más eficaces sería eliminar todas las amortizaciones pendientes para el año 2000 y 2001. A ver si ya dejamos de tropezarnos con la misma piedra.
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