Pulso Económico
La Inflación y la Política Monetaria
Por: Jonathan Heath
Hace apenas un mes la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (en los Criterios Generales de Política Económica) nos informó que la inflación esperada para el fin de año sería 26.2 por ciento, implicando una tasa estimada para el mes de diciembre del 2.por ciento.
Sin embargo, con el anuncio de un aumento del 17 por ciento en el salario mínimo y aumentos extraordinarios en la gasolina y la electricidad, la mayoría de los analistas estimaban en ese momento una tasa de inflación dentro de un rango de 2.6 a 3.0 por ciento, lo cual ubicaba la inflación final de año entre 27.0 y 27.5 por ciento.
Al observar el resultado de la inflación en la primera quincena de diciembre, que fue de 2.34 por ciento, quedó claro que la inflación de diciembre va a terminar siendo mucho más alta. Si la inflación de la segunda quincena es de por lo menos 1.44 por ciento, la inflación final de 1996 quedará en 28.0 por ciento. Sin embargo, algunos analistas ya están estimando tasas más elevadas, hasta de 3.7 por ciento, lo que implica una inflación final de 28.3 por ciento.
En términos relativos, esto significa que el Banco de México estuvo más lejos de su meta en 1996 que en 1995. En 1995 la inflación terminó en 52 por ciento cuando la meta fue de 42 por ciento, una relación de 1.24 veces. Sin embargo, en 1996 la inflación va a terminar en por lo menos 28 por ciento cuando la meta fue de 20.5 por ciento. Esto implica una relación de 1.37, muy por arriba del año anterior.
En 1995 la inflación más elevada se pudo explicar por la depreciación cambiaria que hizo que el tipo de cambio se fuera de 5.3 hasta 7.7 pesos por dólar durante el año, que representó un desliz de 45.3 por ciento. Sin embargo, en 1996 el tipo de cambio únicamente se depreció 2.6 por ciento.
Al anticipar una inflación muy elevada durante el mes de diciembre, era muy importante que el Banco de México mantuviera firme la política monetaria, tal y como lo hizo durante todo el año. En octubre y noviembre, cuando el tipo de cambio presentó un ajuste, las autoridades monetarias apretaron debidamente y como resultado aumentaron las tasas de interés. En diciembre todo indicaba que había que mantener esta firmeza, en especial por los aumentos esperados y la reacción en cadena que pudiera darse en otros precios.
No obstante, todo parece indicar lo contrario. La política monetaria presentó evidencias de un cierto relajamiento durante diciembre, llevando la base monetaria inclusive por arriba de las metas preestablecidas para el fin de año. El Banco de México se comprometió muy formalmente con la sociedad mexicana, el Congreso de la Unión, el Fondo Monetario Internacional y el Gobierno Federal, a limitar la expansión de la base monetaria a un máximo de 18 mil millones de pesos en el año. Con cifras al 27 de diciembre, la base presenta una expansión de 20.6 mil millones de pesos, más de 14 por ciento por arriba del tope establecido.
Se debe reconocer que los factores estacionales tradicionales (como por ejemplo, el aguinaldo) hacen prever que casi todo el aumento en la base monetaria se da en el mes de diciembre. En este caso, la expansión de diciembre representó un poco más de 18 mil millones de pesos, un aumento del 26 por ciento en un solo mes.
Sin embargo, de todos modos se estima que este incremento es excesivo. Esta expansión ayudó a que la tasa de interés disminuyera de 29.9 por ciento a mediados de noviembre de 25.7 por ciento en esta última semana, como reflejo de un aumento en la liquidez existente. También permitió una tasa de inflación, que si bien no conocemos todavía, va a terminar siendo la más elevada que hemos visto en un mes de diciembre desde 1987.
Es preocupante que a estas alturas tengamos tasas de inflación tan altas. Para el mes de enero también podemos anticipar una tasa elevada. Simplemente con los anuncios de incrementos en la tortilla y la leche, podemos esperar un impacto de 0.7 por ciento, lo cual podría situar la inflación de enero por arriba del 3 por ciento.
Si suponemos que la inflación de este mes representa la misma proporción de la inflación anual como en cualquier otro año, podemos esperar una inflación de 20.8 por ciento (a partir de una tasa de 3.0 por ciento en enero) para 1997. Esto se calcula con base en el promedio de la inflación de todos los meses de enero, desde 1977 hasta la fecha, que es de 1.89 veces el promedio del año.
Si anticipamos una inflación de 3.2 por ciento para enero, entonces podríamos esperar la inflación anual de 22.3 por ciento. Esto significa una relación de 1.49 veces la meta anual, por lo cual en 1997 estaríamos más lejos de la meta que en 1996 y 1995. La tendencia a quedar cada año más lejos de la meta anual establecida por las autoridades monetarias es realmente preocupante.
¿Qué es lo que está pasando? Si bien la política monetaria validó los aumentos extraordinarios en precios durante el mes de diciembre, difícilmente podemos descalificar el desempeño de la política monetaria durante todo el año. En promedio, se contuvo la expansión de la base monetaria dentro de los límites establecidos. Cabe señalar que el promedio de la expansión tiene un efecto más importante que el monto de la base en un día determinado (como el último día del año). Sin embargo, todo parece apuntar hacia una política monetaria adecuada pero poco efectiva para reducir la inflación. Si la política monetaria no es efectiva entonces se debe reexaminar su papel, ya sea para mejorarla o para buscar algún instrumento más efectivo.
Por lo pronto, debemos estar pendientes de la respuesta del Banco de México durante el mes de enero. Sabemos que siempre existe una disminución importante (por factores estacionales) en la base; no obstante, ahora deberíamos esperar una reducción todavía mayor que no permita validar mayores aumentos en los precios. También debemos estar pendientes de la explicación oficial de porqué la inflación en 1996 fue mucho más elevada de lo que debería de haber sido. Esto lo sabremos hacia finales de este mes cuando se conozca el documento “Exposición sobre la política monetaria para 1997”.
Necesitamos respuestas rápidas sobre estas dudas.
No es la mejor forma de empezar el año
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