jueves, 5 de diciembre de 1996

El Juicio de Miguel Mancera

 Pulso Económico


El Juicio de Miguel Mancera


Por: Jonathan Heath


En anticipación al nombramiento del nuevo subgobernador del Banco de México, quien deberá reemplazar al Sr. Ariel Buira a partir del año entrante, han surgido algunos comentarios y críticas a la actuación del Lic. Miguel Mancera frente al Banco Central.  Seguramente algunos de los comentarios surgen de la percepción de que el nuevo subgobernador podría ser uno de los candidatos a sustituir eventualmente al Lic. Mancera a fines del año entrante.

El Lic. Mancera cumple 15 años como Director y Gobernador del Banco de México en marzo del año entrante.  A nivel mundial es actualmente el segundo de mayor duración al frente de un Banco Central.  Cuando cumpla 65 años en diciembre del año entrante, dejará el puesto después de casi 16 años, dos menos que Don Rodrigo Gómez, quien fungió como Director entre 1952 y 1970.  Don Rodrigo es conocido por su legado de una larga época de estabilidad monetaria y cambiaria que permitió altas tasas de crecimiento económico y una elevación real en los salarios.  Ahora se quiere hablar del legado del Lic. Mancera y compararlo con Don Rodrigo.

En dos diferentes artículos periodísticos se ha señalado que durante su gestión el peso se ha depreciado 532 por ciento frente al dólar a través de cinco devaluaciones bruscas, mientras que la inflación ha sido de 21,853 por ciento.  También se mencionan los resultados de crecimiento económico y aumento salarial, que como todos sabemos no han sido muy buenos.

Sin embargo, los señalamientos anteriores y la referencia a la época de Don Rodrigo no son comparables sin antes aclarar las diferencias abismales en cuanto al entorno.  Mucho menos válido es asentar los resultados económicos como el legado de Don Miguel como si el fuera el único o el último responsable de las decisiones de política económica.  En lo personal, opino que estos resultados se dieron a pesar de él y más aún, gracias a su desempeño nunca sufrimos las grandes hyperinflaciones de algunos países de Sudamérica.

En la época de Don Rodrigo, la política económica fue manejada en una gran parte por él y por Don Antonio Ortiz Mena, quien ocupaba el cargo de Secretario de Hacienda.  El entorno mundial era de estabilidad y crecimiento, mientras que ambos se beneficiaron de los resultados de la renegociación de la deuda externa de 1942 (que prácticamente la limpió en su totalidad).  Justamente con la muerte de Don Rodrigo en 1970, Luis Echeverría tomó la presidencia y dejó bien claro que las decisiones de política económica se iban a tomar en Los Pinos.  A partir de ese momento, el entorno mundial empezó a cambiar (por ejemplo, los shocks petroleros e inflación de dos dígitos en los Estados Unidos).  Cuando tomó el cargo el Lic. Mancera, entró en medio de una crisis, con un peso enorme de deuda externa y en vísperas de una recesión tremenda.

El siguiente punto a recalcar en esta comparación es que no existía la autonomía del Banco Central.  El responsable de la política monetaria y cambiaria era el Secretario de Hacienda, quien era el jefe del Lic. Mancera.  Bien sabemos que la política monetaria quedaba supeditada a la política fiscal.  Los Presidentes en turno (López Portillo, De la Madrid y Salinas), junto con los secretarios de Hacienda (Silva Herzog, Petricioli y Aspe) son los responsables de haber tomado las decisiones de política económica que dieron como resultado la inflación, las devaluaciones y la falta de crecimiento económico).

En esa época, el Banco de México tenía la obligación de prestar al gobierno federal el dinero necesario y bajo las condiciones que Hacienda dictaba.  En los momentos en que el gobierno mantenía déficit fiscales superiores al 16 por ciento del PIB, que coincide con nuestras inflaciones de tres dígitos, el Banco de México no tenía otra salida que hacer lo que el Secretario de Hacienda le dictaba.  Si lo vemos en retrospectiva, fue un milagro que nunca tuviéramos las inflaciones de Argentina, Chile, Bolivia y Brasil (de cuatro y cinco dígitos) como resultado de las políticas aplicadas por los Secretarios de Hacienda.

Precisamente fueron estas situaciones las que condujeron a la decisión monumental de otorgarle su autonomía al Banco de México.  Fue esencialmente el Lic. Mancera quien luchó por esta independencia para aislarlo de los errores de Hacienda.  Toda la inflación y devaluaciones producidas antes de esta autonomía (abril 1994) son el legado de Silva Herzog, Petricioli y Aspe y no de Miguel Mancera.

Sin embargo, Don Miguel no sale librado de toda culpa ya que hubo una devaluación mayor en diciembre de 1994 y un repunte importante de la inflación.  Pero aun en este caso es importante señalar las circunstancias existentes cuando el Banco de México obtiene su independencia.  Justamente una semana antes había ocurrido la tragedia del asesinato de Luis Donaldo Colosio.  La autonomía se dio en medio de una crisis económica, y cuando tanto el Banco Central como Hacienda estaban buscando instrumentar medidas para minimizar las fugas de capital.  Quizás a la luz de los acontecimientos posteriores fue una tragedia que Hacienda estuviera todavía tomando las decisiones, pero en esos momentos preocupaba más el manejo de la crisis que se gestaba que la discusión específica sobre la autonomía.  Aun así es importante señalar que la responsabilidad del error garrafal de los Tesobonos, que condujo a una crisis mucho mayor, fue del entonces Secretario de Hacienda, Pedro Aspe.  También se tiene que recordar que el Secretario sigue siendo el último responsable de la política cambiaria.  Si en alguien debe recaer la responsabilidad primordial de la tragedia de 1994-95, es precisamente en esta persona.

Tenemos que tomar en cuenta que el Banco Central es por naturaleza una institución muy conservadora.  Esto significa que no es muy probable que todos los funcionarios llegaran a trabajar en una forma muy distinta a partir del primer día de su autonomía.  Más bien la nueva independencia y la forma de conducir la política monetaria del país es algo que seguramente se va gestando poco a poco.  En términos prácticos la autonomía auténtica empezó a partir de 1995 con el nuevo sexenio y con la oportunidad de iniciar nuevas relaciones con el gobierno.  Una verdadera apreciación de la labor del Banco de México será posible a partir del año 2000, cuando podamos ver en retrospectiva los resultados del primer lustro y cómo se conduce el Banco Central ante la posible crisis devaluatoria del fin de este sexenio.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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