Pulso Económico
La Política Monetaria al Tercer Trimestre
Por: Jonathan Heath
A principios de esta semana, el Banco de México dio a conocer su informe sobre la política monetaria del primer semestre del año. Asimismo, como en estas fechas termina el tercer trimestre, también contamos con algo de información para evaluar la misma política durante los tres primeros trimestres de 1996.
Dado que el objetivo primordial de la política monetaria es el abatimiento de la inflación, el Banco de México puede ahora estar más satisfecho que el año pasado con los resultados
. Mientras la inflación se incrementó 45 puntos porcentuales el año pasado, de 7.1 por ciento en 1994 a 52.0 por ciento en 1995, ahora hemos visto una reducción substancial. Se estima que la inflación podría terminar este año cerca del 26 por ciento (dependiendo de los aumentos en tarifas y precios públicos programados para diciembre), lo cual seria justamente la mitad del año pasado. Aunque faltarían todavía 6 puntos porcentuales adicionales para llegar a la meta propuesta de 20.5 por cieno, el resultado es lo suficientemente bueno como para estar relativamente satisfecho.
Si observamos la trayectoria de la base monetaria y la comparamos con las metas del programa monetario, encontramos que los flujos acumulados están dentro de los límites permitidos. Como respuesta a los factores estacionales, se esperaba una contracción de la base en el primer trimestre del año, una expansión durante el segundo y cierta estabilidad en el tercero. Siguiendo una trayectoria ligeramente más restrictiva que lo programado, el patrón se respetó. Se podría pensar que la política más restrictiva fue una respuesta a expectativas de inflación superiores a la meta.
En general, la reducción en la tasa de interés y la mayor estabilidad en el tipo de cambio fueron resultado de una política monetaria exitosa. Hasta los priístas rebeldes, en su XVII asamblea nacional, aceptaron que se deben mantener las estrategias de control de la inflación, al decir que “ la política monetaria deberá ser ancla de la estabilidad y la confianza, por lo cual, el Banco de México habrá de diseñarla en pleno ejercicio de su autonomía”.
En lo particular, existen varios puntos a resultar en la conducción de la política monetaria y sus resultados:
Aunque no hubo cambios significativos en los niveles de reservas internacionales, medidos por la definición del Banco de México, sí hubo un cambio importante en su composición. Las reservas propias, es decir, las que no tienen como contrapartida un pasivo con organismos internaciones (básicamente el FMI y la Reserva Federal), aumentaron en casi 4 mil millones de dólares. Esto significa por un lado, que el Banco acumuló divisas, que utilizó para liquidar pasivos con estos organismos y que sin aumentar las reservas, hubo un mejoramiento en su composición.
Los resultados señalan que una política restrictiva es capaz de reducir efectivamente las tasas de interés, al disminuir las expectativas de inflación.
La restricción al crédito interno neto del Banco Central no es fundamental para establecer la disponibilidad real de fondos prestables, pero sí juega un papel fundamental en la determinación nominal. Dado que la diferencia entre los dos es la inflación, la política monetaria es esencial para controlarla.
Es más importante observar el desenvolvimiento de la base monetaria que del crédito interno neto, para ver el efecto sobre la inflación. Establecer límites a la expansión del crédito en forma aislada, sin tomar en cuenta el movimiento de las reservas (o ponerle límites a la base monetaria), es un ejercicio irrelevante, dado que al final de cuentas es la base monetaria y no el crédito interno el que determina la expansión de los agregados monetarios.
El Banco de México admite en su reporte semestral, que influyen en la determinación tanto de las tasas de interés como en el tipo de cambio. Aunque aclara que su propósito es reducir la inflación y mantener condiciones ordenadas en los mercados, es importante reconocer la diferencia entre el abatimiento inflacionario temporal y el permanente. Se puede utilizar la estabilidad del tipo de cambio para redecir las presiones inflacionarias por ahora, pero sí la estabilidad cambiaria conduce a una pérdida de competitividad y un aumento desproporcionado en las importaciones, se pueden generar expectativas negativas de un ajuste importante en el tipo de cambio en el futuro.
Debemos tener cuidado cuando el Banco Central empieza a defender la apreciación del tipo de cambio y la aparición de un déficit comercial. En su reporte dice que puede surgir un nerviosismo injustificado cuando desaparece el superávit y aparece un déficit. Sin embargo, la historia reciente nos ha enseñado que no existe nerviosismo injustificado, dado que las percepciones del mercado son tan reales (y veces hasta más) como los fundamentos.
Ahora que el reconocido profesor Rudiger Dornbusch ha vertido su opinión sumamente negativa sobre el papel de la política monetaria, los funcionarios públicos, tanto del Banco de México como de la Secretaría de Hacienda, fueron muy rápidos en desmentirlo. Aunque parece ser que Dornbusch carece de fundamentos en su apreciación, debemos reconocer la inquietud creciente sobre la apreciación real del tipo de cambio y la disminución acelerada de la balanza comercial. Sin incurrir en el extremo de calificar a esta situación de un peligro inminente sí debemos recomendar cautela. Hasta ahora han funcionado las políticas monetaria y cambiaria, pero esto no es garantía para el futuro. No pude ni debe evitarse la depreciación nominal por mucho tiempo. El mercado mismo se encargará de corregirlo.
El problema es el cómo.
Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario