lunes, 21 de octubre de 1996

El Síndrome de Fatiga ante la Reforma

 

Pulso Económico


El Síndrome de Fatiga ante la Reforma


Por: Jonathan Heath


Publicado en Reforma el 21 de octubre de 1996


Fuera del País existe el consenso de que México está sufriendo de fatiga en lo que se refiere a los esfuerzos de reforma.  Después de una década de aplicar medidas de cambio estructural encaminadas a modificar el modo de operar de la economía, la sociedad en general está muy desilusionada con los resultados.  Hubo muchas promesas e ilusiones que se han ido desvaneciendo con el tiempo, hasta llegar a la devaluación pasada, que fue el golpe final.  Hasta ahora todo parece indicar que las reformas han producido más problemas que soluciones y esto ha hecho que el público deje de apoyar estos esfuerzos.

Es entendible.  La privatización bancaria resultó en una crisis del sistema financiero.  La apertura comercial trajo cierres de empresas y desempleo.  El saneamiento de las finanzas públicas produjo aumentos en los precios de bienes básicos, como la tortilla y la leche.  La desregulación se ve como el desentendimiento del Gobierno y falta de control, que se h

a traducido en manifestaciones recurrentes, pugnas políticas y corrupción creciente.
Nos prometieron crecimiento sostenido, nos dieron la recesión más grande desde hace por lo menos 60 años.  Nos prometieron estabilidad de precios; tenemos una de las inflaciones más grandes de América Latina.  Nos prometieron más poder adquisitivo; el salario mínimo de hoy puede comprar una cuarta parte de lo que podía adquirir hace 20 años.  Nos prometieron generación de empleos; todas las empresas se han dedicado a recortar personal.
Hoy en día las empresas calificadoras de valores, como Standard & Poor’s (S&P), nos otorgan una calificación de BB, que es menor a la que teníamos hacer unos cuantos años.  Dicen que invertir en México es una operación especulativa dado el nivel de riesgo que representamos.  El razonamiento principal es que existen grandes dudas acerca del apoyo popular a las reformas futuras.  Sin un consenso público acerca de la necesidad de seguir adelante con los cambios estructurales, existe un riesgo muy grande de que el Gobierno pueda dar marcha atrás y atender más a las demandas del pueblo.  Obviamente, este riesgo se acentúa al aproximarse las elecciones del año entrante.
Anticipando una reacción negativa de los inversionistas extranjeros, muchos funcionarios públicos han realizado viajes al exterior para platicar con analistas financieros y prometerles que el Gobierno sigue firme en su convicción de reforma la economía, abriéndola más a los mecanismos de mercado y asegurándoles una buena tasa de retorno si invierten en nuestro País.  Sin embargo, no todos han quedado convencidos, dado que ven inconsistencias entre lo dicho y lo hecho.
El gobierno dice que el proceso de privatización sigue adelante, pero declaró desierta la subasta para la adquisición del ferrocarril Chihuahua-Pacífico.  Anuncia que la venta del sector petroquímico no se retrasará, después resulta que siempre no y cambia las reglas de nuevo.  Dice que se mantiene la disciplina fiscal, hace poco anunció el regreso al déficit fiscal para el año entrante.  Se comprometió a evitar errores en la política cambiaria, pero el tipo de cambio real se ha apreciado más del 25 por ciento en los últimos 18 meses, ocasionando nuevamente rumores de devaluaciones.
Todo lo anterior se interpreta como signos inequívocos de fatiga en el proceso de reforma.  El Gobierno sabe bien que no cuenta con el apoyo popular.  El cambio de rumbo en la privatización de la petroquímica no es otra cosa más que ceder a las presiones políticas.  El PRI sabe perfectamente bien que tiene que mejorar la opinión pública del partido oficial si es que quiere mantenerse en el poder.  Con elecciones a la vuelta de la esquina, las autoridades no pueden darse el lujo de instrumentar políticas que pueden ser contraproducentes para su imagen ante el electorado.
La política económica del Presidente Zedillo parece ser la correcta.  La necesidad de mantener el rumbo y seguir adelante con el proceso de reformas es esencial para el buen desempeño futuro de la economía mexicana.  Sin embargo, cada vez más nos aproximamos más a un país democrático.
La democracia significa que el rumbo lo determina la mayoría.  Si la mayoría no está convencida de la necesidad de más reformas, entonces se complicará su aplicación hacia delante.  Si el Gobierno insiste en instrumentar las reformas necesarias simplemente porque está convencido de que hace lo correcto, sin buscar el apoyo popular y un mayor consenso, puede fracasar en todo intento y perjudicar el avance económico.
Hoy en día estamos entrando a la etapa política de las reformas económicas.  De aquí en adelante todo será más difícil.  Primero, necesitamos convencer a la mayoría, por las buenas, de que el rumbo actual es el más adecuado.  No podemos prometer resultados, ni pedir más sacrificios a un pueblo que ha vivido de promesas vanas por un par de décadas y que ha sacrificado todo.  El Gobierno necesita convencer a través de resultados concretos y no ilusiones vacías.  Esto es sumamente difícil dado que no existe ninguna solución fácil ni rápida.
Después necesitamos convencer a una población frustrada de que la mejor manera de ventilar su enojo es a través de las elecciones.  Si un Gobierno falla una y otra vez, no merece el poder.  Si las autoridades devalúan una y otra vez, pero siguen ganado las elecciones, entonces la sociedad empezará a buscar alternativas como el EZLN y el EPR.  Antes votábamos con miedo al cambio.  Ahora debemos votar con miedo a más devaluaciones y crisis recurrentes.
Bien es cierto que no tenemos otra alternativa más que la actual.  Sin embargo, la gran mayoría de la población no lo sabe, ni lo entiende.  Este es el meollo del problema político.  Por esto es necesario que el Gobierno haga política y esto significa convencer, conceder, buscar consensos y vender bien las ideas.  Aceptemos que existe una fatiga en cuanto a las reformas y manejemos la política económica con cara de que entendemos la necesidades del pueblo.
Dejemos atrás la soberbia y mostremos una mayor humildad política.

Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Marcha de la Economía

  Pulso Económico La Marcha de la Economía Por: Jonathan Heath ® Las autoridades monetarias han manifestado su preocupación por los efectos ...