Pulso Económico
¿Y los Pobres qué?
Por: Jonathan Heath
Durante los últimos días hemos conocido muy buenas noticias sobre el desempeño de la economía. La actividad industrial creció 13.2 por ciento en mayo con respecto al año pasado; las tasas de interés disminuyeron más de 3 puntos porcentuales para ubicarse por debajo del 27 por ciento; la Bolsa ha estado recuperándose en forma importante; la inflación continúa su tendencia decreciente; el tipo de cambio ha vuelto a fortalecerse y regresado a niveles cercanos de 7.50 pesos por dólar; las ventas al mayoreo y menudeo están empezando a mostrar signos de vida con tasas de crecimiento positivas; la industria de la construcción mostró un incremento por primera vez, en mayo; el IMSS reportó una recuperación de 400 mil empleos durante el primer semestre. Sin lugar a dudas, la recuperación económica está en plena marcha.
Obviamente, falta que esta recuperación se refleje en el poder adquisitivo de la mayoría de la población. El Presidente Zedillo ya nos dijo que van a transcurrir varios años antes de regresar al nivel de vida que teníamos antes de la devaluación. Sin embargo, esta recuperación se refiere básicamente a la clase media, inclusive quizá media-alta. El problema es que la mayoría de la gente no pertenece a la clase media y difícilmente podrán aspirar a hacerlo. Nuestra realidad es que la gran masa de mexicanos vive en condiciones paupérrimas y no tiene los medios para superarse.
Aquí es donde entra nuestra responsabilidad como sociedad y como seres humanos. No podemos quedar satisfechos con una recuperación, por más buena que sea, que involucre únicamente el 15 por ciento cuando mucho, de la sociedad. El PIB podrá crecer 10 por ciento, la tasa de desempleo reducirse al 2 por ciento, la inflación abatirse a niveles de un dígito y el tipo de cambio jamás volver a devaluarse. Todo lo anterior es insignificante si no lo podemos hacer extensivo a toda la sociedad.
La política económica que se ha seguido durante el último año y medio ha sido atinada en lo general. Con sacrificios y dificultades, se ha conseguido estabilizar la economía, revertir las salidas de capital y empezar a sentar las bases para el crecimiento sostenido. Se han instrumentado varias medidas que deberán incrementar poco a poco el ahorro interno, que será la base para financiar nuestro desarrollo futuro. La deuda externa se está reestructurando a través del mercado para mejorar nuestro perfil de amortizaciones. La industria exportadora seguramente traerá una generación de empleos para resarcir la gran cantidad perdida durante los últimos cinco años dentro de la industria manufacturera. Sin embargo, todo esto es irrelevante si no puede darse una mejoría significativa en el nivel de vida de las mayorías.
Las mayorías no somos ni tu ni yo. Simplemente el hecho de que tenemos un periódico en las manos y lo leemos, ya nos ubica en la minoría privilegiada de este país. Desafortunadamente, la mayoría de las personas ven algo tan simple como un periódico como un bien de lujo. Un periódico que cuesta cuatro pesos diarios es casi el 18 por ciento de un salario mínimo.
Aun en el extremo de que el periódico fuera regalado, la gran mayoría lo utilizaría para taparse, alimentar un fuego o como cobija para dormir. No lo leería simplemente porque no puede leer bien o porque las palabras allí expresadas hablan sobre otro tipo de realidades, muy ajenas a su acontecer diario y nada relevante para su lucha por sobrevivir.
Un buen amigo mío que se quedó sin trabajo, me compartió su angustia. Con varios hijos mayores en la Universidad, se encuentra muy presionado para sacarlos adelante y no disminuir demasiado su nivel de vida. Hasta ahora ha encontrado algunas ocupaciones que le dejan algo, pero está todavía lejos de alcanzar su situación anterior. Sin embargo, al reflejar sobre su situación me dí cuenta que con todo y sus problemas, este amigo es de la minoría privilegiada. Con todo y la crisis y la pérdida de su empleo, sigue comiendo bien, tiene casa y coche propio (aunque modestos), hijos que aspiran tener un grado universitario y hasta vacaciones en Acapulco. Esto lo ubica entre el 5 y 10 por ciento más acomodado de la población.
Me refiero al otro México, el México cuyo ingreso mensual es menor a lo que yo le dedico exclusivamente a la compra de periódicos. ¿Cuál ha sido la política económica para ellos? Su situación es tan precaria que ni siquiera se dan cuenta de la diferencia entre la recesión y los años anteriores. No tenían más que para sobrevivir antes de la devaluación y ahora están igual. Pero para ellos sobrevivir significa obtener para medio kilo de tortillas, acompañados de unos cuantos chilitos. En un buen día, tendrán para un poco de frijoles. Esta es la realidad para la mayoría de los mexicanos.
¿Cuál ha sido la política económica para ellos? ¿Cuáles son los planes del gobierno para incorporar estos mexicanos a la sociedad? ¿Qué se ha hecho para incrementar su nivel de vida, para otorgarles los medios para mejorar?
Primero, debemos asegurarnos que tengan una alimentación adecuada. La capacidad para crecer, pensar y contribuir positivamente a la sociedad, está directamente asociada con el nivel alimenticio de nuestra población. Segundo, tenemos que proporcionarles una educación adecuada para que puedan tomar decisiones diarias, trabajar productivamente y ganarse un sustento mínimamente aceptable. Posteriormente, debemos tratar de proporcionarles un cuidado de salud y una infraestructura mínima, como una casa con agua potable, drenaje y electricidad. Específicamente, ¿cuál ha sido la política de este sexenio para progresar en este frente? Si no existe progreso en este terreno, la recuperación y todo lo demás que hemos logrado durante el último año es inadmisible.
Este es el problema fundamental de nuestro país. Lo demás palidece ante cualquier comparación.
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