Pulso Económico
El
Debate de la Política Monetaria y el Desempleo
Por: Jonathan Heath
La semana pasada, el Presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Héctor Larios Santilán, acusó al Banco de México de ser insensible a la situación actual. Dijo que el banco “recorta y recorta la base monetaria, cree que el problema más importante es la inflación y no es así: lo más grave en estos momentos es le desempleo”. Hace unos días, el Presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamín), Víctor Manuel Díaz Romero, dijo que la “restrictiva política monetaria contribuye al estancamiento de las ventas, el empleo y crecimiento de las empresas”. Otros dirigentes empresariales, como Carlos Abascal Carranza (Coparmex), Germán González Quintero (Concanaco) y Carlos Gutiérrez (Canacintra) han vertido comentarios similares. Como resultado, ha surgido el debate en torno a la política monetaria y el desempleo.
Cuando se otorgó la autonomía al Banco de México y se dejó claro a nivel constitucional que su objetivo único era la estabilidad de precios, se tomó en cuenta la experiencia mundial. Se estudiaron los casos de Chile, Nueva Zelanda, Colombia, Venezuela, El Salvador, Uruguay, Argentina, el Banco Central Europeo, entre otros, que han fortalecido la autonomía de sus bancos centrales en los últimos años. Se vio concretamente que había mejores resultados en aquellos países que manejan independientemente su política monetaria. No solamente tienen menor inflación, sino que el desempeño de su economía es superior al de los países que han tenido problemas crónicos de inflación.
En pocas palabras, la decisión de otorgarle autonomía al Banco Central y pedirle que se concentrara en un solo objetivo (abatir la inflación) no fue una decisión ligera ni sin fundamentos. Fue basada en la experiencia internacional y en resultados demostrables. Hoy en día, el Banco de México funciona como si el problema más importante fuera la inflación porque así lo estipula la Constitución y porque así lo requiere nuestro país.
Es un mito la tesis que maneja el Sr. Larios de que la política monetaria restrictiva es la causa fundamental del desempleo. Desde 1990 hasta la fecha el Banco de México ha manejado diferentes variantes en su política. En momentos, la política fue acomodaticia, en otros restrictiva y en otros neutral. Sin embargo, el problema del desempleo ha crecido constantemente durante todo ese mismo periodo. Las cifras oficiales del INEGI revelan que el número de empleados en el sector manufacturero ha mostrado una caída mes con mes, en forma ininterrumpida, durante los últimos seis años. El sector empresarial ha estado disminuyendo su costo laboral desde hace mucho tiempo en busca de una mayor eficiencia y competitividad. Esto no tiene nada que ver con la política monetaria, tiene que ver todo con la falta de capacidad empresarial para establecer a una planta productiva capaz de competir con el exterior.
¿Dónde estaban los líderes empresariales durante todos estos años? En vez de estar buscando una mejor capacitación empresarial para entender y enfrentar los problemas específicos de la apertura, estaban entrampados en problemas menores y quizás sin mayores consecuencias. El problema del empleo es un problema del sector real de la economía. Tiene que ver con la capacidad empresarial. Tiene que ver con la tecnología empleada. Tiene ver con los salarios. Tiene que ver con nuestra capacidad exportadora. Tiene que ver con las decisiones de inversión.
El desempleo no aumentó el año pasado simplemente porque el Banco de México decidió arbitrariamente aplicar una política monetaria. Primero, el desempleo empezó a aumentar mucho antes de la crisis devaluatoria. La devaluación y la recesión vinieron a agravar la situación, pero no la crearon. La falta de liquidez en la economía no fue una decisión del Banco de México. La ausencia de entradas de capital durante los últimos 15 meses, se debe a las decisiones de miles de inversionistas que ya no veían que el retorno probable sobre su dinero compensaba el riesgo que estaban tomando. Muchas de las salidas de capital que se han dado durante el último año han sido de miles de inversionistas mexicanos que han buscado una mayor protección de sus ahorros.
La tasa de interés no se puede bajar por decreto. Es un precio que busca equilibrar la oferta de fondos prestables y la demanda por necesidades de inversión. Si la tasa de interés baja (como piden los empresarios), la cantidad de dinero canalizado al ahorro va a bajar. Entonces tendremos muy poco crédito para otorgar.
Una política dirigida a bajar las tasas de interés, como piden los líderes empresariales, fracasaría, dado que provocaría mayor inflación, haría escaso el crédito y provocaría distorsiones en la distribución de crédito. Todos estos puntos causarían presiones para aumentar las tasas en vez de disminuirlas.
Lo que necesitamos hoy en día son mejores líderes empresariales. Líderes que entiendan correctamente los problemas del país. Líderes que puedan convencer a los demás empresarios que tienen que cambiar su mentalidad, su cultura empresarial, para adaptarse a la nueva globalización. Líderes que puedan negociar efectivamente con el gobierno para pedir mejores apoyos e incentivos económicos. Pero no necesitamos líderes que buscan culpar a los demás de sus propias limitaciones.
Vivimos hoy una revolución tecnológica que necesariamente hace que las fronteras se rompan. La apertura económica llegó porque tenía que llegar tarde o temprano. Es un hecho que tenemos que lidiar con ella. El desempleo se ha agudizado en nuestro país como resultado de la transición económica de un país cerrado a una economía abierta. Las soluciones se encuentran en la aceleración de la transición para poder generar empleos productivos dentro de un ambiente competitivo y eficiente, no se encuentran en relajar la política monetaria.
La solución no es sacarse culpables de la manga.
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