jueves, 15 de febrero de 1996

El Otro Lado de la Moneda

 

Pulso Económico


El Otro Lado de la Moneda


Por: Jonathan Heath


La crisis devaluatoria ha sido de una magnitud y complejidad tales que la discusión y estudios sobre sus causas y consecuencias han de durar no solamente muchos años más, sino décadas.  Ya ha aparecido una gran cantidad de ensayos, artículos, tesis y estudios profundos que contienen hipótesis muy diversas.  Lejos de llegar a las conclusiones finales, cada vez nos encontramos con más y más preguntas.

De vez en cuando aparecen algunos de estos estudios que valen más la pena que otros.  A veces por su profundidad, otras veces por su originalidad en cuanto a su enfoque y otras, simplemente por sus autores.  Un ejemplo es el estudio que en ocasiones pasadas he comentado, del Consejo de Relaciones Exteriores (The Council on Foreign Relations) de los Estados Unidos.  Este estudio vale la pena porque trata de expresar la opinión independiente de un grupo grande de personas de alto prestigio.  Es de una organización independiente, no lucrativa y sin afiliación política.

Otro estudio que bien vale la pena, y que representa el otro lado de la moneda, es el escrito por Francisco Gil Díaz y Agustín Carstens, ambos del Banco de México.  El estudio, publicado por el Banco como parte su serie de documentos de investigación, fue presentado en enero pasado en la junta anual de la Asociación Americana de Economía (American Economic Association).  El estudio es una apología semi-oficial del Banco de México, que pretende atacar algunas de las hipótesis más aceptadas y ofrece la conclusión ya conocida del Banco Central: las causas de la crisis fueron la combinación del régimen semi-fijo del tipo de cambio, el incremento explosivo en el capital internacional y los acontecimientos políticos inesperados de 1994.

Este es un contraste interesante con la conclusión del primer estudio: que las políticas monetaria y fiscal no respondieron adecuadamente a las condiciones cambiantes del mercado, que fueron los factores principales de la crisis.

El estudio de Gil Díaz y Carstens es una apología excelente, y está bien presentado y argumentado.  Sin embargo, contiene dos puntos que bien vale la pena comentar.  Primero, el haber sido escrito por dos personas del propio Banco Central, le resta el carácter de imparcialidad.  Por un lado es importante escuchar y entender a fondo la posición del banco.  Pero por el otro lado, nos gustaría leer los mismos argumentos y conclusiones de alguien que está fuera del ojo del huracán.  Es importante subrayar que esto no le resta mérito alguno al estudio, pero sí lo caracteriza.

Segundo, el ensayo tiene un defecto notorio en cuanto a forma.  Da la impresión de que quienes lo escribieron están bien ardidos.  Está escrito con un tono de burla y poco respeto hacia quienes no comparten la opinión de los autores.  En varias ocasiones, los comentarios de los autores ridiculizan a personas, que bien o mal, tienen cierta reputación internacional.  Esto, desafortunadamente, le resta seriedad al estudio.  Me sorprende que personas tan bien reconocidas no solamente por su trayectoria profesional, sino por su inteligencia y solidez como economistas, utilicen estas tácticas.  Ojalá que corrijan este defecto, dado que por lo demás, es una apología y réplica brillante, de dos de los mejores economistas del país.

En el escrito, los autores presentan contra-argumentos a seis de las hipótesis más manejadas (fuera del Banco de México) sobre las causas de la crisis: 1) la sobrevaluación de la moneda; 2) la expansión del crédito interno neto del propio banco; 3) la falta de, u obscuridad en la información; 4) el estímulo excesivo a la demanda agregada; 5) la falta de ahorro interno; y 6) el exceso de endeudamiento.

Los argumentos presentados en cada caso tienen fundamentos razonados e importantes que deben tomarse en cuenta.  Inclusive, en algunos puntos aportan argumentos nuevos (por lo menos para mí) que son temas de reflexión.

En lo personal, he manejado una hipótesis adicional, que si bien no explica totalmente la crisis, sí aporta una dimensión adicional: los costos de la transición de una economía cerrada a otra abierta, fueron subestimados o ignorados durante el sexenio pasado.  Como dijo hace diez años Michael Bruno, es más importante la transición misma que el producto final, cuando se va de una economía pre-reformista a una post-reformista.

Una segunda hipótesis que no maneja el estudio, que tambien es complementaria más no sustituta de las demás, es la del poder del mercado en cuanto a realizar sus expectativas, aunque no tienen fundamento.  Es decir, aun en el caso de que el tipo de cambio no estaba sobrevaluado, si el mercado piensa lo contrario, se va a llegar a una situación de devaluación.

Por último, una de las conclusiones del estudio es que los eventos políticos de 1994 fueron fundamentales para crear la vulnerabilidad en que se desarrolló la economía antes de la devaluación.  Un aspecto que faltaría investigar es la relación entre los eventos mencionados y las reformas económicas llevadas a cabo en años anteriores.  ¿Fueron estos eventos consecuencia directas de las reformas?  Si la respuesta es positiva, entonces se debe considerar esto como parte de los costos de instrumentar las reformas tan profundas como las que observamos durante la última década.

Todavía falta mucho por investigar, pensar y escribir sobre las causas de la crisis devaluatoria.  Pienso que es importante escuchar todos los argumentos, independientemente del lado que adopten y sin importar si están a favor o en contra.  Lo más seguro es que al final de cuentas la verdad se encuentre en una combinación de un poco de todo.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx



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