jueves, 11 de enero de 1996

La Evaluación de la Política Monetaria

 

Pulso Económico


La Evaluación de la Política Monetaria


Por: Jonathan Heath


Ahora que el Banco de México ha reportado sus cifras finales de 1995, podemos observar el incumplimiento en varias de las metas trazadas para el año.

Cuando el Banco de México delineó sus metas para el año pasado, se estableció un programa de política monetaria consistente con un aumento de 17.5 por ciento en la base monetaria.  Dado que el Banco Central no puede controlar completamente la base monetaria, se acordó con el FMI, establecer metas por separado sobre la expansión del crédito interno neto, que sí controla, y el aumento en las reservas internacionales, que no controla.

Mientras observamos el incumplimiento en estas metas individuales, la expansión de la base monetaria durante el año terminó muy cerca del 17.5 por ciento.  Con una inflación estimada en 52 por ciento para el año, esta expansión nominal se convierte en una contracción cercana al 23 por ciento en términos reales.  En este sentido, no podemos decir que la mayor inflación observada durante el año (52 por ciento comparado con la meta del 42 por ciento), fue producto del incumplimiento de las metas.

Después de traducir las definiciones del Banco de México a las equivalencias del FMI, encontramos que la expansión del crédito interno neto del año quedó cerca de los 30 mil millones de pesos.  Esta cifra es sustancialmente superior al techo establecido de 10 mil millones de pesos-  al mismo tiempo, observamos que las reservas internacionales netas (según el FMI) disminuyeron cerca de 2.9 mil millones de dólares (18.4 mil millones de pesos) en el año, también por debajo de la meta de no perder reservas.

Sin embargo, si sumamos  la expansión del crédito neto al flujo (negativo) de reservas, encontramos que la expansión en la base monetaria fue de 17.3 por ciento.  En otras palabras, dado que el Banco Central no pudo acumular suficientes reservas durante el año (para cumplir con la meta), compensó la diferencia con expansión adicional del crédito interno neto.  De no haberlo hecho, la cantidad de liquidez en la economía hubiera sido todavía menor, causando un aumento mayor en las tasas de interés.

Al final de cuentas, el FMI justificó el fracaso del cumplimiento de la meta-techo del crédito interno, a través del hecho de que no se pudieron acumular suficientes reservas.  Al examinar esta situación a fines del año pasado, el FMI llegó a la conclusión de que el incumplimiento se justificaba.  En consecuencias, se llevó a cabo la siguiente entrega de fondos de la institución al gobierno mexicano.

Bajo un régimen de flotación como el de hoy en día, l Banco cede el control sobre el tipo de cambio, pero asume control sobre la inflación a través de la base monetaria.  Al ajustar el crédito interno neto, el Banco busca evitar variaciones no deseadas en la base monetaria.  La base es el componente principal de los agregados monetarios, que a su vez puede causar presiones inflacionarias si se permite un aumento no deseado.

En este sentido, el Banco Central estima la demanda de dinero que existe diariamente en la economía y ajusta la oferta, evitando así desequilibrios.  Aunque fallaron las autoridades en el cumplimiento de la meta del crédito interno, mantuvieron la expansión de la base monetaria dentro de los lineamientos necesarios para evitar presiones inflacionarias.

La falla en contener la inflación por debajo del 42 por ciento, no se debió a una expansión inadecuada del crédito interno, sino más bien a las presiones ocasionadas por la depreciación brutal del tipo de cambio, debido, a su vez, a la ausencia repentina de flujos de capital hacia el país.

Por otro lado, aunque se pudieron reconstituir las reservas internacionales brutas, no se pudo provocar una acumulación más allá de los recursos prestados por el FMI.  En parte, esto se debió al mismo régimen del tipo de cambio.  Hoy en día, si existe una mayor oferta de dólares, el ajuste se hace a través del tipo de cambio y no de una acumulación de divisas.  Sin embargo, la razón principal fue la amortización tan grande de Tesobonos que se tuvo que realizar durante el año y las expectativas no tan alentadoras sobre la recuperación de la economía.

Aunque parecía tener éxito la política de estabilizar el tipo de cambio hacia mediados de año, a partir de septiembre pasado, se observó de nuevo una depreciación adicional del tipo de cambio, en un ambiente de mucha inestabilidad.  Al mismo tiempo, se falló en la intención de buscar una declinación consistente en las tasas de interés como resultado de la formación de expectativas de inflación a la baja.  De hecho, la inflación observó un repunte significativo a partir de septiembre.

¿Fue culpa de la política monetaria?  En forma directa, no.  La política fue consistente a través del año y evitó una expansión innecesaria en la base monetaria.  Sin embargo, indirectamente sí lo fue.  Dado que todavía no se ha logrado una mejoría en la credibilidad y la confianza, los eventos fortuitos causa un impacto mayor sobre las expectativas y presionan a su vez la inflación.

No obstante, la credibilidad se puede lograr únicamente a través del tiempo.  Si el Banco de México mantiene una política transparente, cumpliendo cabalmente sus metas, la confianza regresará poco a poco.  Pero para esto es necesario mejorar aún más la política de divulgación.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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