Pulso Económico
¿Criterios Realistas?
Por: Jonathan Heath®
El martes pasado el Poder Ejecutivo dio a conocer los Criterios Generales de Política Económica para 1996 (CGPE). Tal y como se esperaba, no hubo cambios a lo que ya se había acordado en la Alianza para la Recuperación Económica (ARE). Hace dos semanas hubo un rechazo mayoritario (no unánime) al paquete de medidas, dado que se consideraba insuficiente para reactivar la economía a fondo y porque se presentaban metas que no se ven viables. Como consecuencia, muchos analistas han estado rehaciendo sus proyecciones. Al parecer, el consenso sobre la inflación el año entrante es ahora entre 25 y 30 por ciento, aunque algunos esperan tasas superiores al 30 por ciento. En cuanto a crecimiento, muchos piensan que no llegaremos ni al 2 por ciento en 1996.
En los CGPE se explican las razones por las cuales se piensa que se puedan cumplir sus metas. Sin embargo, parece conveniente entender el otro lado de la moneda, es decir, por qué piensan muchos que éstas no son viables.
Primero está el factor credibilidad. El 9 de diciembre del año pasado, el gobierno nos presentó sus metas para 1995 dentro del marco de los CGPE. En ese documento se propusieron metas de 4 por ciento, tanto en inflación como en crecimiento. Cuando devaluaron la moneda, no presentaron ningún paquete de política económica ni revisiones a estas metas, por lo que se entendió como una medida de desesperación sin haber pensado en las consecuencias. No fue hasta 14 largos días después que presentaron una nueva propuesta de política económica con metas corregidas para enfrentar la crisis. Sin embargo, el paquete anunciado el 3 de enero fue un verdadero desastre.
Entre diferentes versiones que circulaban, el gobierno propuso reducir la meta de crecimiento a 1.5 por ciento y la inflación al 19 por ciento. Fue en aquella ocasión cuando propusieron reducir el déficit en la cuenta corriente de 8 a 4 por ciento del PIB, confiando que iban a poder financiar semejante déficit. Ni siquiera mencionaron en ese entonces el problema de los vencimientos de los Tesobonos. La incredibilidad fue tal que el resultado fueron dos meses de fuerte inestabilidad, que en pocas ocasiones se había observado en nuestro país.
No fue hasta el 9 de marzo que volvieron a presentar, por tercera ocasión, metas revisadas para el año, acompañadas por un nuevo paquete de medidas económicas. En esa ocasión nos dijeron que la inflación sería 42 por ciento y el crecimiento de menos dos por ciento. Ahora, los CGPE dicen que la inflación será 51.4 por ciento y el crecimiento de menos 6 por ciento. Aun así, algunos analistas estiman una inflación más cercana al 54 por ciento para el fin de año y una caída en el PIB superior al 7 por ciento. Si observamos la tendencia, a lo que nos dice el gobierno deberíamos añadirle un buen tanto.
Segundo, está la lógica de los números en sí. Cuando nos presentaron la Alianza, la inflación proyectada era consistente con el tipo de cambio que estábamos observando en ese momento, que el gobierno estimaba que permanecería en un nivel similar para el año entrante. Ahora, con un tipo de cambio 12.4 por ciento más elevado (y si no fuera por la intervención del Banco de México, podría ser mucho más), nos dicen que es consistente con la misma inflación, como si la inflación fuera neutral al tipo de cambio.
En seguida nos dicen que el tipo de cambio promedio de este año va a ser 6.31 nuevos pesos por dólar. Según mis cálculos, el tipo de cambio promedio del año, del que han transcurrido 221 días hábiles, es de 6.2388. Esto significa que para llegar a 6.31 para todo el año, el tipo de cambio durante los siguientes 30 días hábiles restantes tendrá que ser 6.8345 (ayer cerró a 7.94). Una de dos cosas: el tipo de cambio baja bastante y rápidamente, o simplemente los números están fuera de base.
Después nos dicen que el tipo de cambio promedio para el año entrante va a ser 7.70 nuevos pesos por dólar, es decir, que todo el año entrante estará por debajo de los niveles de hoy en día. Aquí me gustaría ver los resultados de una encuesta (como las que hace el periódico Reforma), para ver qué porcentaje de la población se la cree. Una buena parte del problema resulta de que el gobierno nos está diciendo que 20.5 por ciento de la inflación para el año entrante es consistente con un tipo de cambio de 7.70. Dado que no es creíble el tipo de cambio, no puede ser creíble la meta de inflación.
La lógica nos dice que la única forma de lograr las metas de inflación y tipo de cambio cercanas a las propuestas por el gobierno, sería a través de una política monetaria muy restrictiva, lo cual implica tasas de interés muy elevadas y crédito escaso. Como consecuencia, nadie cree que sean factibles las metas de crecimiento y de inversión privada.
Sin meternos en muchos detalles técnicos o teóricos, ésta es parte de la línea de razonamiento de muchos de los que piensan que las metas no son viables. Sabemos que una buena parte del camino es la credibilidad y la confianza en la habilidad del gobierno para fomentar la recuperación económica. Sin embargo, la credibilidad no se puede lograr por decreto, sino únicamente a través de resultados.
Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx
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