Pulso Económico
La Reforma del Seguro Social
Por: Jonathan Heath®
El Presidente Zedillo ha dado mucha importancia al tema del ahorro interno durante su primer año. En su diagnóstico sobre las razones de la crisis devaluatoria, admitió que el error más grande fue no haber instrumentado durante el sexenio pasado, políticas que fomentaran el ahorro interno. No obstante, sí hubo un intento de fortalecerlo: la introducción del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) en 1992. Sin embargo, su instrumentación fue todo un fracaso.
Fueron muchos los errores de diseño del SAR. Su tasa del 2 por ciento fue calificada como insuficiente. La falta de cuentas individuales y la poca transparencia en su manejo, hicieron que los patrones y obreros lo vieran simplemente como un impuesto más. El hecho de que no se sustituyó al sistema de pensiones del Seguro Social, hizo que tuviéramos un nuevo sistema ineficiente con un sistema viejo más ineficiente (dos ineficiencias hacen una ineficiencia mayor). El diseño de las cuentas y la logística a la hora de su instrumentación, mostraron una falta de planeación.
Al final de cuentas, lo que fue una oportunidad importante se desperdició. Si se hubiera hecho bien hace tres años, hoy tendríamos un avance significativo y un nivel de ahorro mayor.
Las comparaciones con el sistema chileno, que ha sido todo un éxito, han sido continuas durante los últimos años. En Chile eliminaron el sistema de pensión social que existía para pasar a uno exclusivamente de cuentas individuales y garantizar una pensión mínima, independientemente del nivel de ingreso y la capacidad ahorrativa. En México, se introdujo el SAR sin cuentas individuales y sin eliminar el sistema anterior. Finalmente en las reformas del SAR y del Seguro Social, se están adaptando las cuentas individuales y se están fusionando los dos sistemas.
Para esto, se está proponiendo separar formalmente las aportaciones al Seguro Social en dos: una de un seguro de invalidez y vida; y otra de un seguro de retiro, cesantía en edad avanzada y vejez. Pero lo más importante aquí es que este último se integra a las aportaciones del SAR y del Infonavit, para depositarlo en una cuenta individual de retiro. De esta forma, se tendría una cuenta que consiste en el 4.5 por ciento de aportación al Seguro Social (este viene de separar el 8.5 por ciento de la aportación anterior en dos partes), 2 por ciento del SAR y 5 por ciento del Infonavit, sumando el 11.5 por ciento.
En Chile, para garantizar la pensión mínima, el gobierno complementa el monto de la cuenta individual al final, cuando la persona se jubila. La propuesta mexicana es crear una aportación social adicional (que hoy sería de un peso diario), que pudiera representar hasta un 2 por ciento adicional (para los de salario mínimo). Lo importante es que esta aportación esté indizada a la inflación.
Dado que son fondos de pensión, no debe existir manera de retirar los ahorros anticipadamente. En caso de invalidez, en vez de un retiro prematuro, se tiene el seguro que debe cubrir la parte faltante para llegar a la pensión completa. De igual manera, de llegar naturalmente a la edad de retiro, el monto ahorrado se utilizaría para comprar una pensión de por vida a través de una empresa de seguros.
Desde que el Plan Nacional de Desarrollo planteó como una de sus líneas de acción para fomentar el ahorro el fortalecimiento del sistema de seguro social, hemos estado esperando esta reforma. El peligro más inminente era el de presentar una reforma tibia, sin la profundidad necesaria, que no aumentara el ahorro en forma importante, que no le diera la transparencia correcta y que no eliminara las inequidades del sistema actual. Sin embargo, al analizar las reformas propuestas, sí parecen tener el alcance necesario.
En este sentido, preocupan las criticas de los diputados, tanto del PRI como de la oposición, a esta reforma. No se trata de simplemente corregir la inviabilidad financiera del sistema actual, aunque esto ya sería una condición necesaria para la reforma. Se trata de corregir un sistema obsoleto, inequitativo e insuficiente para garantizar una pensión (digna) mínima. Pero en el fondo, se trata de crear una masa fundamental de ahorro interno del país, que esté sustentado en una base amplia de recursos a largo plazo.
Nuestro sistema financiero no tiene instrumentos de ahorro de largo plazo. En cambio, en casi todos los países desarrollados del mundo existen fondos de pensiones muy amplios, que son la base de su ahorro. Tenemos la oportunidad hoy en día de realizar esta reforma, que pudiera ser la más importante de las últimas décadas. Es algo fundamental que tenemos que hacer hoy para cosechar los frutos empezando el siglo entrante. Si no lo hacemos, resultará difícil pensar en la posibilidad de un crecimiento sostenido en el largo plazo.
Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx
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