Pulso Económico
Las Posibilidades de Crecimiento
Por: Jonathan Heath®
El Plan Nacional de Desarrollo es muy claro en cuanto a sus metas de crecimiento económico. Dice textualmente que una vez superada la crisis financiera actual y consolidada la recuperación económica, la meta es que se alcancen tasas sostenidas de crecimiento económico superiores al 5 por ciento anual. El Secretario de Hacienda también fue muy claro cuando anunció que la meta de crecimiento para el año entrante será del 3 por ciento. Todo parece indicar que el gobierno piensa superar la crisis financiera actual este año y lograr la consolidación de la recuperación el año entrante, para empezar a crecer arriba del 5 por ciento a partir de 1997.
No obstante, hay quienes piensan que esta meta será muy difícil de cumplir. Uno de estos señores es el renombrado profesor Paul Krugman de la Universidad de Stanford. El sostiene que los países emergentes en general, los de América Latina en particular, pero en especial México, dejarán atrás una etapa de euforia (1990-94) para pasar el resto de la década en un ciclo de expectativas deflacionadas que resultará en muy poco crecimiento. A este fenómeno lo voy a llamar el “efecto Krugman”.
Hace cinco años, John Williamson del Instituto Internacional de Economía, desarrolló un concepto llamado el “consenso de Washington”. Por Washington, no solamente se incluye al gobierno de los Estados Unidos, sino también a las instituciones y líderes de opinión mundial que se concentran en esa ciudad (el FMI, el Banco Mundial, instituciones académicas, ministros de finanzas, banqueros, etc.). La definición original de Williamson incluía diez aspectos diferentes de política económica, que se pensaba que los mercados y gobiernos deberían adoptar para acelerar sus posibilidades de desarrollo económico. Sin entrar a explicar los detalles, la idea central era que mercados libres y dinero sano son los principios esenciales. Los esfuerzos recientes en México de privatizar, desregular, sanear las finanzas públicas y abrir la economía al comercio internacional, son los puntos medulares de este consenso.
En la primera parte de esta década se vivió un esfuerzo singular para adoptar las políticas del consenso de Washington en muchos países. El resultado fue un espectacular cambio de expectativas, que atrajo grandes flujos de capital hacia estos países en espera de participar en los grandes beneficios que muy pronto se iban a dar. La pregunta no era si estas expectativas optimistas sobre crecimiento se podrían cumplir, sino más bien si los países desarrollados podrían lidiar con la nueva competencia y aprovechar las oportunidades que se estaban presentando.
Y luego llegó la crisis mexicana. El país que se consideraba el mejor ejemplo del consenso, que había logrado transformarse de un país cerrado sin acceso de capital por siete años, a un país abierto con flujos de capital inimaginables apenas unos años antes, se encontraba otra vez pidiendo préstamos de emergencia.
Ante esta situación, Krugman sostiene que el consenso de Washington estuvo sobrevendido y había creado expectativas muy difíciles de cumplir. Se había provocado un tipo de burbuja especulativa, que se realimentaba por si sola. México realizaba los cambios estructurales y las expectativas atraían capital. La gran entrada de capital era prueba por si sola del éxito de los cambios.
Parte del problema era que difícilmente se podría esperar que los cambios realizados pudieran satisfacer las expectativas. Krugman argumenta que el mayor crecimiento económico esperado esta fundamentado en buenos deseos y no en una evidencia apoyada en hechos. Por ejemplo, él dice que es muy difícil encontrar grandes ganancias en la reducción de la inflación mexicana de 20 por ciento a un 2 por ciento.
Aunque la recompensa inmediata de las reformas realizadas fue una mejoría importante en la confianza del inversionista, no se produjeron los resultados esperados en crecimiento económico; no se pudo abatir totalmente la inflación y la distribución del ingreso empeoró. Al final de cuentas, los resultados de los países que adoptaron el consenso de Washington fue notablemente decepcionante. Ahora Krugman sostiene que la burbuja del consenso se está desinflando y como resultado, no va a existir el interés de invertir como antes. Por lo tanto, el resto de la década será un ciclo de expectativas negativas y no habrán los flujos de capital ni el gran crecimiento económico.
Las implicaciones del efecto Krugman son muchas. Primero, tendrán que venir los resultados en crecimiento para posteriormente atraer los capitales. Segundo, será mucho más difícil políticamente vender la idea de más reformas económicas. Habrá mucho más resistencia a los cambios estructurales por parte de la población. Todo esto se realimenta en un círculo vicioso, dado que necesitamos el capital primero para poder crecer. Como resultado, no cumpliremos las metas de crecimiento del Plan Nacional de Desarrollo. ¿Se dará el efecto Krugman?
Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx
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