jueves, 12 de octubre de 1995

La Distribución del Ingreso

 

Pulso Económico


La Distribución del Ingreso


Por: Jonathan Heath®


Uno de los problemas principales de nuestro país es la distribución tan inequitativa del ingreso. Una cantidad muy grande y además creciente de mexicanos, ganan muy poco y viven ya sea al borde de la pobreza, dentro de la pobreza o de plano, en la pobreza extrema.  Por otro lado, el ingreso se ha ido acumulando más y más en manos de unos pocos.  Aunque siempre ha existido esta distribución desigual, es muy notorio agudizamiento permanente de las últimas décadas.

Muchos han culpado al esquema neoliberal del gobierno salinista por este deterioro.  Sin embargo, queda claro que la distribución del ingreso empeoró bajo el desarrollo estabilizador de Ortiz Mena y Don Rodrigo Gómez (1954-70); bajo el desarrollo compartido de Echeverría (1970-1 976); bajo el desarrollo acelerado de López Portillo (1976-1982); y bajo la transición hacia una economía abierta de De la Madrid, Salinas y Zedillo (1982-1995).  En otras palabras, ninguna estrategia de desarrollo ha podido evitar el deterioro en la distribución del ingreso.

Cuando se decidió que el gobierno debería tomar un papel mucho más activo en la economía y asumir una responsabilidad más directa, no se pudo mejorar la distribución.  Después, al decidir que se debería abrir la economía a la competencia internacional para incrementar la eficiencia de nuestra base industrial, tampoco se pudo disminuir el deterioro.  Al parecer, no existe un esquema que funciona para mejorar en términos relativos a la población más pobre de nuestro país.

La evidencia empírica acumulada de las diversas experiencias a nivel mundial, parece subrayar la conclusión anterior.  Más bien parece ser que la distribución inicial de riqueza e ingreso es el determinante principal de la tendencia de la distribución del ingreso.  En otras palabras, la gente que tiene desde un inicio más dinero y mejor educación, está en un mejor lugar para beneficiarse de cualquier crecimiento económico.  La estructura fundamental de la economía es lo que va a determinar esta distribución y no la política económica.  Ya que existe crecimiento económico, va ser muy difícil redistribuir el ingreso en forma efectiva, a través de medidas marginales como tasas impositivas o empleo público.

Esta observación tiene implicaciones profundas.  Si queremos ponerle una alta prioridad a la mejoría en la distribución del ingreso, entonces no va a ser posible crecer primero para redistribuir después, ni mejorar la distribución en lo que vamos creciendo.  En otras palabras, no podemos mejorar la distribución con o sin crecimiento.  Esto significa que deberíamos tener políticas de redistribución mucho más explícitas y comprensivas.

El único problema es que mientras existe una gran cantidad de estudios y teorías sobre cómo crecer, casi no existe nada sobre cómo mejorar la distribución.  Ninguna de las teorías que se han aplicado ha funcionado.  Los grandes experimentos comunistas han empobrecido a la clase acomodada sin aliviar la pobreza.  Los intentos de redistribución de tierras no han funcionado.  Los esquemas de tasas impositivas progresivas no han brindado diferencias significativas.

Lo que sí queda claro es que el desarrollo es un proceso muy largo y lento, que se debe medir en generaciones y no en décadas.  En este sentido, lo único que puede llegar a ser una diferencia es la educación.  El gobierno debe atacar a fondo el problema de la distribución del ingreso, a través de una política profunda de educación, en donde ésta se vea como una inversión (a muy largo plazo) y no como un gasto, que va a redituar en una mejora en la distribución del ingreso, pero dentro de mucho tiempo.

Primero, se debe buscar eliminar el analfabetismo.  Han existido muchos intentos muy exitosos en otros países que han logrado disminuir el analfabetismo a un nivel mínimo.  Deberíamos adoptar alguna de estas experiencias como una verdadera prioridad nacional.  Después, se debe buscar una estrategia muy activa para aumentar el nivel escolar medio de la población.  Pero esto debe ser una de las primeras prioridades del gobierno y no quedar simplemente en la retórica, como en tiempos pasados.  No existe ninguna otra política que pueda sustituir este esfuerzo.

En el debate presidencial en mayo del año pasado, tanto Ernesto Zedillo como Diego Fernández, sostuvieron la importancia de realizar una cruzada nacional de educación, encaminada justamente en la dirección mencionada.  Hasta ahora no hemos visto ninguna nueva política que se asemeje a lo que prometieron los candidatos en ese momento.  Aunque empecemos hoy, no vamos a solucionar problemas tan graves como el desempleo, la pobreza y el poder adquisitivo, pilares del deterioro de la distribución del ingreso.  Sin embargo, podemos empezar a corregir uno de los problemas estructurales más profundos del país, que empezará a redituar en el futuro lejano.  Pero para esto, necesitamos empezar ya.


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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