jueves, 13 de julio de 1995

Respuestas Ortodoxas

 

Pulso Económico


Respuestas Ortodoxas


Por: Jonathan Heath®


Durante la última semana el Indice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores ha demostrado un dinamismo que no habíamos visto en todo el año.  Se han conjuntado una serie de factores, que por primera vez, han inyectado un nuevo optimismo en el mercado.  La Reserva Federal de los Estados Unidos anunció una baja en la tasa de interés de los Fondos Federales, lo cual significa el comienzo de una nueva tendencia a la baja de las tasas norteamericanas, buscando evitar una recesión en su país.  Este es exactamente lo contrario a lo que vimos el año pasado cuando se dieron siete alzas consecutivas en la tasa para evitar las presiones inflacionarias.

También vimos una aceptación sorprendente de la nueva colocación de deuda mexicana en los mercados internacionales, lo cual se pensaba que podría tener una aceptación tibia.  Sin embargo, resultó muy demandado y finalmente se colocará un monto mucho mayor a lo ofrecido originalmente.  Esta colocación, junto con otras anteriores, marcan un regreso fuerte al mercado voluntario de capital internacional.

Por otro lado, el Departamento de Tesorería decidió otorgar a México el siguiente tramo del préstamo negociado en febrero pasado, lo cual significa que el desempeño de la economía mexicana ha sido lo suficientemente bueno como para convencer al gobierno de los Estados Unidos y a la Comunidad Financiera Internacional de que la recuperación es viable.

Son muchos los indicadores que empiezan a revelar que la parte premiante de la crisis la empezamos a dejar atrás y que es posible pensar en una recuperación.  La inflación mensual ya esta a niveles del 3 por ciento anual dentro de una clara tendencia a la baja.  El superávit de la balanza comercial sigue una trayectoria ascendente, lo cual minimiza la necesidad de divisas.  La política monetaria ha logrado una disminución significativa en las tasas de interés nominales como consecuencia de expectativas inflacionarias a la baja.  La política fiscal ha cumplido su meta de aumentar el ahorro público más allá de lo presupuestado en el primer semestre.  En pocos días empezaremos a recibir los resultados del segundo trimestre de las empresas registradas en la Bolsa, lo cual se espera que no estén tan negativas como se pensaba hace algunos meses.

Obviamente, estos indicadores no significan el final de la crisis.  La recesión seguirá por lo menos por unos trimestres más.  El desempleo todavía sigue aumentando, llegando a niveles críticos, lo cual representa un problema social enorme.  Las reservas internacionales netas de todas obligaciones de corto y largo plazo todavía son muy negativas.  Sin embargo, se ve que se puede lograr una estabilización de la economía y empezar a crecer a partir del año entrante.  Esto significa un cambio muy marcado con la crisis de 1982-83, en donde nunca se logró estabilizar bien la economía y tuvimos problemas por un periodo muy prolongado.  De hecho no tuvimos acceso a los mercados voluntarios de capital hasta siete años después.

¿Por qué es tan marcada la diferencia en las reacciones del mercado financiero internacional entre esta crisis y la de hace trece años?  La razón principal es que en esta ocasión se buscó la solución a través de los mecanismos de mercado, utilizando una política económica más ortodoxa.  Una de las razones principales por la cual no existía mucha confianza en nuestro país es que los inversionistas no conocían como podría reaccionar el gobierno mexicano ante la crisis.  Dado que la respuesta fue ortodoxa, la reacción de los inversionistas ha sido positiva.  No los hemos espantado y empiezan a regresar poco a poco.

En 1982, nuestra respuesta a la crisis fue la nacionalización de la banca, la introducción de control de cambios, la conversión forzosa de depósitos en dólares a pesos, permisos previos sobre el 100 por ciento de las importaciones y una política económica de ajuste aplicada a medias.  Como resultado, tuvimos que mantener un superávit en la balanza comercial por un tiempo extendido y no tuvimos acceso a capital (voluntario) del exterior.  Aquí la lección principal es que es mejor trabajar junto con la comunidad internacional en la búsqueda de soluciones, en vez de aislarnos y tomar medidas antagónicas.  Ya no podemos pensar en nuestro país como una economía aislada, sino como parte de una economía global cada vez más integrada.

Ahora tenemos que resolver los problemas de fondo que se han agudizado a consecuencia de la crisis: el desempleo, la distribución del ingreso, la pobreza y la falta de poder adquisitivo de una gran parte de la población.  Estos problemas son complejos, enraizados en las estructuras del país y por lo tanto, sus soluciones no son aparentes ni fáciles.  A nivel mundial, se ha observado un rechazo a la mayor intervención del gobierno como posible vehículo para solucionar estos problemas.  Sin embargo, el liberalismo total tampoco ha mostrado ser la panacea de nuestros males.  Lo que si resulta ser importante es que en la búsqueda de las soluciones, conviene más trabajar con la comunidad internacional y no en contra de ella.


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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