Pulso Económico
El Riesgo País
Por: Jonathan Heath®
Una parte esencial de la política económica de la última década ha sido la disminución del factor “riesgo-país” para México. En la medida en que este riesgo sea menor, podremos atraer más capital del exterior. Sin embargo, no solamente afecta a los flujos de inversión extranjera, sino que además permite que nuestra propia tasa de interés puede bajar, estimulando más la inversión interna y produciendo mayores posibilidades de crecimiento.
Después de la crisis de 1982, México tardó siete años en regresar al mercado voluntario internacional de capitales. Aunque no se emitía una calificación formal sobre nuestro riesgo en la década de los ochenta, era reconocido que las inversiones en nuestro país eran de carácter muy especulativo. Esto fue resultado no solamente por haber iniciado la crisis financiera internacional de los ochenta, sino también por la manera en que tratamos de resolver esa crisis. Nacionalizamos la banca, introducimos el control de cambios, convertimos forzosamente cuentas de dólares a pesos y establecimos permisos previos en el 100 por ciento de nuestras importaciones. En otras palabras, no fue una respuesta ortodoxa de mercado a la crisis.
A partir de la administración pasada, se buscó instrumentar una política económica que permitiera que México regresará al mercado internacional y que, eventualmente buscará el grado de inversión sobre nuestra deuda en dólares. Por primera vez, en septiembre de 1992, la agencia calificadora Standard & Poor’s (S&P) decidió calificar a México, otorgándole una calificación de “BB”, un nivel abajo del grado de inversión. Este sueño, que colocaría a México más cerca al primer mundo, casi se logró en 1994. Hacia fines de 1993, después de la aprobación del Tratado de Libre Comercio por parte de los Estados Unidos, S&P declaró que las perspectivas de nuestro país eran muy positivas y “si las tendencias favorables continuarán, México podría obtener el grado de inversión dentro de uno a tres años, siendo esto probable tan pronto como 1994”. Esta pequeña frase al final de su reporte, hizo que surgieran múltiples especulaciones y opiniones sobre las posibilidades mexicanas. Hubo muchas casas de bolsas que pronosticaban el grado de inversión para México para el segundo trimestre de 1994. Si se hubiera obtenido los flujos de capital hacia México hubieran aumentado fuertemente a través de la inversión de fondos de pensión extranjeras y se hubiera evitado la devaluación de diciembre.
No obstante, 1994 fue año de elecciones en México y habría que asegurar que la economía estuviera creciendo, especialmente dado que el año anterior había sido uno de estancamiento inducido a través de una política monetaria restrictiva. Con el movimiento armado en Chiapas en enero y el asesinato de Colosio en marzo, empezaba a quedar claro que no nos darían el grado de inversión pronto. Los bancos mostraban señales de problemas mayores que se podría agravar con alzas fuertes en las tasas de interés. Esto inducio a las autoridades a instrumentar una política económica que inyectaba liquidez a la economía para estimular el crecimiento económico, lo cual fue la sentencia de muerte para el peso mexicano. Resultaba imposible mantener tasas bajas para ayudar al sistema bancario e inducir el crecimiento y al mismo tiempo, mantener la política cambiaria.
En ese momento, S&P opinaba que ya no se podía contemplar el grado de inversión para México, ya que la dependencia sobre inversiones de portafolio era demasiado elevado. Inclusive, en febrero de este año, redujeron la calificación de nuestro país de un “BB+” a un “BB”, lo cual significa que estamos cerca de tener una mayor vulnerabilidad para el default aunque se tiene actualmente la capacidad para cumplir con los pagos de interés y amortizaciones del principal. Con esto, nuestro riesgo país es mayor que países como Malasia, Tailandia, Chile, la República Checa, Indonesia, Colombia, Hungría, India, Slovakia, y Uruguay. Estamos clasificado igual que Sudáfrica. Los países que representan actualmente mayor riesgo que nosotros para los inversionistas son Argentina y Filipinas (con un BB-), Pakistán, Turquía y Venezuela (con un B+) y Brasil (con un B).
Ahora nos enfrentamos al largo camino de la recuperación, en donde tenemos dos escalones en vez de uno para llegar al grado de inversión. ¿Cuáles son los elementos que S&P estará vigilando para determinar nuestro riesgo país? Dentro de los puntos principales, estarán vigilando la política monetaria y su habilidad de reducir la inflación; la austeridad fiscal y el compromiso de evitar las presiones políticas; la estructura de nuestra deuda y su evolución hacia más largo plazo; el liderazgo de Zedillo en reconstruir el apoyo público y balancear las demandas políticas de la sociedad; la evolución de la crisis bancaria y su repercusión sobre la política económica; y finalmente, la efectividad del Banco de México en reconstruir su credibilidad dañada.
El riesgo país es un concepto que va más allá de una medición que utilizan los inversionistas extranjeros para medir su riesgo. Refleja la estabilidad económica, social y política de nuestro país. Refleja nuestras posibilidades de crecimiento y progreso. Es un insulto ser considerado un país especulativo. Uno de nuestros múltiples retos debe ser el de superar esta barrera.
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