jueves, 22 de junio de 1995

El Desempleo

 

Pulso Económico


El Desempleo


Por: Jonathan Heath®


El pasado lunes 19, tal como lo indica su calendario de Difusión, el INEGI dio a conocer las cifras de desempleo del mes de abril, correspondientes a su Encuesta Nacional Mensual de Empleo Urbano.  La tasa de desempleo abierto, que fue 6.3 por ciento en el mes de abril, es casi el doble de lo que fue en el mes de diciembre del año pasado, de 3.2 por ciento.

Por mucho tiempo hemos criticado las cifras de desempleo en México ya que corresponden a la definición de la Organización Mundial del Trabajo, que se aleja mucho de la problemática y las características del mercado laboral mexicano.  El resultado final es siempre una cifra de desempleo que subestima fuertemente la realidad de nuestro país.  Sin embargo, sin prestar mucha atención en el nivel de la cifra, sí podemos tomar el cambio de un mes a otro como un indicador de lo que esta pasando en el mercado.  En este sentido las cifras son indiscutibles: el desempleo abierto se ha duplicado en un periodo de cuatro meses.

El desempleo abierto es un retrato parcial de la problemática laboral mexicana.  Nuestro problema principal radica en el desempleo disfrazado, también conocido como subempleo.  Existe un gran número de mexicanos que estadísticamente se ubican en la categoría de empleados, pero reciben menos del salario mínimo, trabajan más de una hora pero menos de una jornada completa por razones de mercado, no reciben las prestaciones marcadas por ley, o bien, laboran en un trabajo que no corresponde a su nivel educativo o experiencia laboral.  Sin embargo, podemos suponer que existe una correlación muy fuerte entre el desempleo abierto y el desempleo disfrazado, lo cual significa que este último también se ha duplicado en los últimos meses.

A estas alturas, la cifra del desempleo abierto ya rebasó el pico anual de desempleo de 6.1 por ciento de 1983.  La mayoría de los analistas concuerdan que la parte más difícil de la recesión se va observar durante el segundo y tercer trimestre.  En el cuarto trimestre todavía deberíamos observar un crecimiento negativo en la actividad económica, aunque quizás menos profundo.  Si bien nos va, empezaremos una recuperación moderada hasta el año entrante.  Esto significa que la tasa de desempleo abierto seguirá creciendo todavía por un buen número de meses, llegando posiblemente a rebasar el 8 por ciento.

¿Por qué estamos observando tasas de desempleo mayores hoy en día a las de 1983?  Esta pregunta es interesante a raíz de los cambios estructurales que ha realizado el gobierno durante los últimos 10 años.  Se supone que las privatizaciones, desregulaciones, el saneamiento de las finanzas públicas y la apertura comercial era todo para eficientizar al país e incrementar nuestra capacidad de generación de empleos.  Ahora tardamos cinco meses para regresar al mercado voluntario de capital internacional, comparado con siete años después del debacle de 1982.  ¿Por qué no se refleja esta mejoría en el mercado laboral?

Cuando estalló la crisis en 1982, veníamos de una etapa de crecimiento fuerte apoyado por el “boom” petrolero.  La diferencia principal es que ahora esta crisis estalla en medio de nuestra transición de una economía cerrada a una abierta.  La apertura ha puesto mucha presión sobre las empresas para aumentar su eficiencia y ser mucho más competitivos.  La forma más rápida de incrementar la competitividad en las empresas es a través de la productividad, es decir, tratando de producir lo mismo (o más) con menos a través de una reducción en los costos.  El costo más fácil de reducir es el costo laboral.  Es decir, las empresas hoy en día están tratando de reducir sus costos laborales, por lo que los incrementos en el Producto Interno Bruto que hemos observado en los últimos años han sido generados a través de aumentos en la productividad y no a través de una mayor generación de empleos.  Antes de que estallara la crisis actual, nuestra economía estaba pasando por una etapa de muy poca generación de empleos.  La crisis únicamente viene a complicar un problema que ya existía.

La pregunta más reiterada sobre este tema es ¿hasta donde puede aumentar la tasa de desempleo sin agravar el bienestar de la población a nivel de una crisis social?  Estamos pagando un precio muy elevado para recuperar la estabilidad económica y mejorar las perspectivas de mediano plazo.  La ortodoxia nos dice que es casi el único camino.  Es el equivalente de la quimioterapia para tratar el cáncer.  La medicina produce efectos secundarios que molestan más al paciente que la propia enfermedad que busca curar.  El único incentivo de seguir tomando la medicina es que la alternativa puede ser la muerte.

Sin embargo hemos llegado a un momento en que tenemos que reflexionar profundamente sobre el camino que estamos siguiendo.  En Chile, durante los años 1982-84, la crisis económica llegó a un nivel tan crítico que el gobierno tuvo que instrumentar un programa de emergencia, llamado “red social”, para afrontar los problemas de pobreza y desempleo.  Se crearon subsidios de alimentos, empleos, etc. y combatieron fuertemente los problemas de desnutrición infantil y analfabetismo.  En esos años estaban muy de moda los “Chicago Boys” y las políticas neoliberales en aquel país.  No obstante, la crisis laboral era tan agobiante que se procedió a implantar una política que por su naturaleza pudiera parecer muy populista, precisamente el tipo de política que hemos buscado evitar durante la última década.

¿Estaremos llegando a una situación similar?


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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