Pulso Económico
La Dolarización
Por: Jonathan Heath®
Rudiger Dornbusch, el reconocido y controvertido economista de MIT, volvió a sus andanzas al criticar a Vicente Fox por carecer de ideas y de equipo. También reiteró su propuesta de dolarizar la economía mexicana como solución a todos nuestros problemas.
Dornbusch ha encontrado que hacer declaraciones controversiales es un vehículo ideal para incrementar su popularidad y aumentar las conferencias que pueda dar. Con el tiempo su estrategia le ha traído mayores ingresos, pero ha perdido la seriedad que en un momento dado lo caracterizaba. Hace diez años era reconocido por la mayoría de los economistas académicos. No obstante, su afán por llamar la atención a través de críticas no tan merecidas, ha llevado a que cada vez son menos los que lo respetan.
En Praga dijo que “México tiene ahora un nuevo Presidente que no tiene idea, no tiene equipo y no tiene un Congreso que controlar”. En sí, es una critica a la ligera que no merece mucha consideración, pero que refleja las ganas de herir. A través de la última década ha realizado un sinnúmero de declaraciones similares, siempre con la idea de generar polémica.
Sabiendo que México se ha integrado mucho más a Estados Unidos a raíz del Tratado de Libre Comercio, Dornbusch dijo que “no podría encontrarse un mejor candidato que México” para dolarizar su economía. El tema de la dolarización se volvió controversial a partir de la devaluación del peso a fines de 1994, cuando muchos economistas proponían diferentes propuestas para estabilizar al país. Desde entonces, Dornbusch declaró que la dolarización o la implantación de un Consejo Monetario sería deseable para México, ya que permitiría tener tasas de interés similares a las de Estados Unidos.
Sin embargo, la idea nunca prosperó ya que la realidad resultó mucho más complicada. Por ejemplo, habría que considerar los aspectos políticos como el nacionalismo, para no caer en conflictos de tal proporción como sucede actualmente en Ecuador. Las protestas en ese país han sido tan violentas que casi provocan una guerra civil.
En sí, la propuesta no ha resultado tan benéfica como se había prometido en los países que intentaron alguna variación. Por ejemplo, Argentina introdujo su “plan de convertibilidad” en 1991 y a la fecha sus tasas de interés se parecen mucho más a las de México que a las de Estados Unidos. Hasta la fecha sigue en una recesión y no tiene la flexibilidad necesaria para buscar una salida.
La propuesta específica de dolarizar nuestra economía es para lograr la estabilidad macroeconómica y facilitar las transacciones comerciales con Estados Unidos. Sin embargo, parece una propuesta demasiado drástica para reducir nuestra inflación, que ya alcanzó 9 por ciento y sigue a la baja. Tampoco queda claro que nuestras tasas de interés bajarían mucho, ya que el capital sigue siendo un bien escaso en México. No se ve cómo la dolarización aumentaría el ahorro interno en la proporción necesaria.
El dinero es utilizado como unidad de medida, depósito de valor y medio de intercambio. Cuando un país tiene una inflación elevada, devaluaciones recurrentes y falta de credibilidad en las políticas de su gobierno, la gente empieza a sustituir la moneda local por una moneda extranjera, como el dólar, como unidad de medida y depósito de valor. Cuando la gente piensa que puede venir una devaluación, existe una fuga de capitales hacia el dólar, ya que lo prefieren como depósito de valor. La utilización del dólar como unidad de medida también la hemos visto en México al observar que muchos precios y contratos están estipulados en dólares. Sin embargo, estas transacciones se llevan a cabo en pesos aunque sea al tipo de cambio del día de la operación.
Por lo mismo, habría que separar claramente lo que es el proceso de dolarización, que involucra el uso del dólar como unidad de medida y depósito de valor, a lo que es la sustitución de la moneda (currency substitution), que ya involucra utilizar el dólar como medio de intercambio. Lo primero, es un proceso inevitable que se intensifica con la inestabilidad y últimamente, con la mayor integración comercial con Estados Unidos. Lo segundo, únicamente se podría dar a través de una instrumentación formal y legal. Aunque coloquialmente nos referimos a esto último como “dolarización”, en la literatura académica se le conoce más bien como sustitución de moneda.
Existen muchos problemas por resolver y costos por asumir al sustituir formalmente el uso del peso por el del dólar. En situaciones extremas, como las que existieron en Argentina a principio de los noventa o en Ecuador el año pasado, los beneficios de la estabilización que traería dicha medida son visiblemente superiores a los costos. Sin embargo, en situaciones como la que se encuentra México no queda muy claro que los beneficios superen los costos. Entre los costos más importantes a considerar están los relacionados con la falta de flexibilidad que resultaría de no tener una política monetaria propia.
Cuando una economía sufre un shock, ya sea interno o externo, siempre existe la necesidad de ajustar ciertas variables. Al no tener el control sobre ciertos factores, el conjunto de variables que se pueden ajustar se limitan a unos cuantos, que muchas veces no son tan fáciles de controlar. Por ejemplo, en Argentina se ha tenido que recurrir a disminuciones en los salarios nominales, lo cual no es contemplado por la legislación laboral mexicana. ¿Qué hubiera hecho Argentina en la actualidad si tuviera nuestra legislación laboral?
Para que la sustitución de moneda funcione adecuadamente, tendríamos primero que reformar muchos aspectos de la economía mexicana, empezando por el marco laboral. Para que fuera un éxito, sería recomendable negociar con Estados Unidos un acuerdo laboral, similar al que pactaron los integrantes de la Comunidad Europea antes de unificar su moneda. Por lo mismo, antes de proponer dicha medida, habría que estudiar la factibilidad política de lograr estos acuerdos. Si no podemos llegar a un consenso sobre la reforma fiscal que tanta falta hace, ¿será posible reformar nuestra legislación laboral y llegar a un acuerdo con Estados Unidos?
Posiblemente sea algo que nos conviene en un futuro. Sin embargo, por lo pronto tenemos otras prioridades.
Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario