Pulso Económico
¿Por Quién Votar?
Por: Jonathan Heath®
En ningún momento de nuestra historia ha sido tan importante la reflexión de nuestro voto. Ahora sí cada voto va a contar. Sin embargo, estamos aturdidos con tanta publicidad, promesas y cantos de campañas que no parecen terminar. Aunque el raciocino de cada quien es un derecho inviolable, ofrezco hoy el mío por si de algo sirve.
Las últimas encuestas confirman lo que hemos estado diciendo desde hace tiempo: estas elecciones van a ser las más competidas en nuestra historia. Por lo mismo, cada voto contará hoy más que nunca. El resultado final dependerá de quienes decidan acudir a las urnas o quedarse en casa, al igual de por quién se inclinen los votos de los que se han mantenido como indecisos.
Queda claro que los que votarán por el PRI son en su gran mayoría los menos educados del país, los fácilmente manipulables y los que piensan que su modus vivendi estará en juego. Quienes tienen más años de educación y son jóvenes es más probable que voten por el PAN. Con este perfil en mente, habrá números diferentes si es el joven, con cierta educación, de la ciudad, o si es el viejo, sin mucha educación, del campo, quien decida en su mayoría votar el domingo próximo.
También serán decisivos los ciudadanos inscritos en el padrón electoral que hasta ahora no han manifestado intención de voto, ya sea porque no se han decidido o porque no han querido revelar sus preferencias. Si estas personas deciden votar en forma proporcional a lo que hasta ahora nos indican las encuestas, el PRI saldrá beneficiado. En cambio, si se deciden por el concepto del voto útil en contra del régimen, podríamos encontrarnos con un nuevo partido en el poder.
Un gran número de personas racionalizará su voto en términos de si quieren o no más PRI. Hasta hace poco, esta decisión era muy simple: ya sea que se votara por el PRI o por cualquier otro partido. En cambio ahora la aritmética ha cambiado y la decisión surge de otra forma. Ya no es igual por cuál partido de la oposición vote uno. Un voto por cualquier partido de oposición, que no sea la Alianza por el Cambio, es un voto a favor del régimen actual. Por lo mismo, la decisión ahora es votar por el PAN o por cualquier otro partido. Esta conclusión puede doler a mucha gente, pero no por eso deja de reflejar la realidad.
Aproximadamente el 60 por ciento del padrón electoral votará en contra del PRI y 40 por ciento a favor. Por lo mismo, la única forma en que puede ganar el PRI el domingo es a través de la fragmentación del voto por la oposición. Dado que el único partido de la oposición que tiene una buena oportunidad para ganar es el PAN, la decisión de los mexicanos se verá limitada a escoger entre Vicente Fox y Francisco Labastida. Aunque no nos guste, cualquier voto a favor de los otros candidatos favorecerá al PRI ya que significa mantener dividida a la oposición.
Esto significa que los que han pensado votar por la Alianza por México o por el Partido de la Democracia Social, deberían de estar muy conscientes de que su voto va a servir para mantener al régimen actual en el poder. Es en este sentido que tendrán que decidir si prefieren la alternancia en el poder o sostener el poderío del PRI por seis años más.
Después de examinar a conciencia las propuestas de los dos candidatos con posibilidad de ganar, encontramos que no existen grandes diferencias. Claro, cada uno presenta variantes, sin embargo, son más bien de matiz. Por lo mismo, la decisión final no debería estar en función de las plataformas económicas o de ciertas ideas específicas que ha presentado cada contendiente.
También hemos visto un choque de personalidades. Por un lado, tenemos a un candidato emotivo, corajudo, a veces hasta grosero, que no corresponde al estereotipo presidencial. Por el otro lado, está el candidato más mediocre que ha producido el partido oficial en sus 71 años en el poder. Si tratamos de tomar la decisión en el plano estricto de su perfil personal, no hay por quien ir.
Sin embargo, el presidencialismo no es lo que era antes. El próximo presidente ya no podrá imponer su voluntad por encima del electorado. Gane quien gane, habrá Congreso de oposición y una necesidad como nunca antes de negociar, convencer y forma alianzas. Ya no tenemos porque pensar que la personalidad del candidato es lo más esencial. Al final de cuentas, cualquiera de los dos mostrará suficiencia para el puesto. La silla presidencial y lo que significa en el México actual no dejará a uno ser tan caprichudo ni al otro ser tan gris.
Si no son las propuestas ni las diferencias personales, ¿cuál es el criterio que debemos atender para tomar nuestra decisión? Principalmente es una decisión sobre el sistema político que queremos en nuestro país. La primera opción promete continuar con lo mismo. No podemos aceptar que han sido 71 años sin avances, ya que el nivel de vida del mexicano promedio de ahora es sustancialmente mejor que el que tenía en 1929. Somos un país más moderno, mejor educado e incrustado en el proceso de globalización. Sin embargo, ha sido un sistema corrupto y autoritario, que no ha estado sujeto a la rendición de cuentas por parte de la sociedad. Entre otras, ha producido crisis recurrentes sin castigo alguno para los que tomaron las decisiones.
La otra opción no representa soluciones mágicas ni avances enormes sobre el sistema actual. El cambio requiere de mucho tiempo y a veces de grandes sacrificios. Una sola persona no puede contra el sistema, lo que nos quedó claro con Cuauhtémoc Cárdenas. Sin embargo, la alternancia en el poder abre las puertas a un nuevo comienzo, a la oportunidad de iniciar los cambios que hemos querido. Sería el fin de un sistema impune, de un gobierno que no se responsabiliza ante la sociedad.
Lo mejor que le puede pasar al PRI es perder estas elecciones. Con su derrota se convertirá en un partido legítimo y dejará de ser un sistema. Ninguna dictadura es buena ya que se amplifican los defectos y se evita corregir los errores. Necesitamos un sistema político en el cual el partido que no cumpla sea derrotado. Necesitamos políticos que respondan por sus acciones. Pero también necesitamos que todos los mexicanos lo exijamos. De esto se trata el domingo 2 de julio.
Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx
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