martes, 19 de octubre de 1999

Un Presidente Humanista

 

Pulso Económico


Un Presidente Humanista


Por: Jonathan Heath


En menos de una semana, sufrimos las consecuencias de dos desastres naturales: primero, el temblor que afectó al Estado de Oaxaca y posteriormente las inundaciones en Veracruz, Puebla, Hidalgo, Chiapas y Tabasco.  A pesar de las críticas destructivas expresadas por diversos detractores del Presidente, Ernesto Zedillo ha respondido con soltura y comprensión.

El sexenio de Miguel de la Madrid se caracterizó por el estancamiento sostenido, la inflación elevada, los déficit fiscales crónicos, el endeudamiento externo excesivo y un deterioro grave en el nivel de vida de la población.  Sin embargo, lo que más recordamos los mexicanos del Presidente fue su reacción totalmente apática ante el terremoto de septiembre de 1985.  A pesar de pésimos resultados de su sexenio, la mayoría de la población no le guarda rencor ni animadversión.  Pero su falta de sensibilidad y de solidaridad con el pueblo mexicano fue quizás lo único que nadie le ha perdonado.

Ahora tenemos un Presidente realmente diferente a todos a lo largo de nuestra historia.  La característica principal es su disgusto por la política política, o dicho de otra forma, la grilla.  No le gustan las relaciones públicas y subestima la importancia de la comunicación.  Su falta de tacto político se ha manifestado en numerosas ocasiones, la más reciente su respuesta grosera de desesperación a un damnificado que lo venía asediando continuamente en su gira de la semana pasada.

En los últimos años han surgido numerosos problemas que en vez de encontrar solución se han complicado aún más por el mal manejo político.  Queda claro que necesitamos buscar una forma de canalizar más recursos hacia el sector eléctrico; sin embargo, el Ejecutivo dejó que se politizara el tema y ahora su propuesta está entrampada sin salida.  Igualmente podemos señalar a Chiapas, la UNAM y la banca como otros ejemplos.

También se han presentado ocasiones en que cualquier político hubiera brincado para aprovecharse de las oportunidades de incrementar sus bonos ante el público.  Pero nuestro Presidente los ha ignorado y ha preferido concentrarse en lo suyo.  Su manera de pensar es distinta a la de los políticos, ya que se ha enfocado a solucionar los problemas que percibe como importantes, sin prestar atención a lo que digan los demás.  Por ejemplo, ha tratado de combatir la pobreza con su programa Progresa, a pesar de que carece de un apoyo amplio de la sociedad.  Ha ignorado las críticas y en cambio se ha sostenido firme en su aplicación, más que nada porque cree que es una medida correcta.

No obstante el hecho de que no le da importancia a la política y a la necesidad de quedar bien con los demás, el Presidente Zedillo ha demostrado tener una alta cualidad humana.  Tiene una preocupación genuina por los pobres y los desprotegidos de la sociedad.  Cuando llegaron las inundaciones no vaciló en cancelar un viaje a España e inmediatamente asumió la responsabilidad directa de instrumentar los programas de emergencia.  En los primeros 10 días del desastre natural, realizó cinco recorridos a las zonas afectadas para mostrar su solidaridad con la población damnificada y asegurarles que recibirían toda la ayuda necesaria.

A los tres días del desastre, la mayor parte de los municipios afectados ya tenían programas de emergencia, que en su primera fase incluían albergues con comida suficiente, cobijas, colchonetas, agua y medicamentos.  Ya están en marcha programas de empleo temporal y de reconstrucción de viviendas.  Ya comenzaron las reparaciones de caminos rurales, puentes y carreteras.  Obviamente han existido problemas logísticos y carencias.  Por dificultades climáticas y de acceso no se ha podido llegar a todos los municipios afectados.  Pero si comparamos los esfuerzos actuales con experiencias previas tanto en nuestro país como en el exterior, tenemos que admitir que las respuestas han sido rápidas.

Sin embargo, si uno se limita a leer los periódicos y la mayoría de los editoriales, columnas y reportes especiales, la conclusión parece ser distinta.  Han existido críticas y comentarios desfavorables que pretenden señalar una supuesta ineptitud del gobierno.  Por ejemplo, tomaron los comentarios del Presidente Zedillo acerca del papel de la ayuda externa totalmente fuera de contexto, creando una polémica que nunca existió.  Se buscó crearle una imagen de macho mexicano que rechazaba la intervención extranjera, señalando que los mexicanos podemos solos.  Se quiso hacer ver que la miseria de todavía bastantes damnificados se podría haber solucionado si se hubiera permitido el acceso a los extranjeros.

Después de una minuciosa lectura de todos los boletines de prensa de la Presidencia, de Sedesol y demás Secretarías, por un lado, y de todos los periódicos por el otro, uno puede constatar que la polémica anterior fue totalmente fabricada por los medios de comunicación.  Una persona le preguntó al Presidente si no sería oportuno pedirle helicópteros a los Estados Unidos.  Pero el problema de ese momento no era la falta de transporte o víveres para afrontar la emergencia, sino la dificultad de realizar viajes bajo condiciones climatológicas adversas.  Por lo mismo, el Presidente respondió que no iba a acudir a la ayuda externa, pero el contexto de su respuesta era el de ese momento y ante esa dificultad específica.

La realidad es que el gobierno ha respondido con rapidez e inteligencia.  Si no se ha llegado a todos los municipios es porque la magnitud del desastre es inmensa.  Mientras que los boletines de prensa enfatizan lo positivo, sin escatimar lo que falta por hacer y los problemas existentes, los medios se han enfocado a lo negativo y lo sensacionalista.

Queda claro que lo que ha motivado a Ernesto Zedillo a movilizarse con rapidez y dedicarle la más alta prioridad a la tragedia, no ha sido quedar bien políticamente.  Más bien Zedillo tiene un genuino interés en la gente afectada, tiene una calidad humana que lo eleva por arriba de la mayoría de los políticos que únicamente buscan apoyar a los damnificados porque les conviene o porque así podrán ganar más votos.  Podemos criticar a nuestro Presidente por muchas cosas, pero nadie puede justamente acusarlo de apático o desinteresado de las carencias de los que menos tienen.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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