martes, 21 de septiembre de 1999

Cómo Evitar las Crisis Financieras

 

Pulso Económico


Cómo Evitar las Crisis Financieras


Por: Jonathan Heath


Las crisis financieras han sido tema de estudio de algunos académicos y de poco interés para el público en general.  No obstante, en de la última década han recibido  mayor atención y se les ha dedicado mucho más tiempo de análisis.

Estas crisis se extienden cada ocasión a más y más países, como resultado del proceso de globalización, lo que ha provocado una gran cantidad de críticas de todas partes a las instituciones cuyas funciones están ligadas a la estabilidad mundial y al sistema financiero internacional.

Pocos países como México han tenido tanta experiencia con las crisis recurrentes.  Hemos sido pioneros en buscar nuevas formas de provocar una nueva crisis, y además las nuestras han sido de las más famosas.  Es raro encontrar un estudio sobre las crisis financieras que no mencione a nuestro país.  La de 1982 fue la que inició la crisis financiera internacional de los ochenta.  La de 1994 fue el punto de arranque para la nueva moda de investigar más a fondo sus orígenes y buscar fórmulas para prevenirlas y anticiparlas.

Uno de los puntos centrales en la mayoría de los estudios sobre el tema versa sobre el concepto de “riesgo moral”, conocido en inglés como moral hazard.  Cuando una persona o institución asume un riesgo, debería aceptar todas las consecuencias.  Sin embargo, el riesgo moral permite quedar exento o protegido de las consecuencias de sus propias acciones, lo cual conlleva a tomar riesgos aún mayores en espera de que el gobierno o alguna otra entidad llegue a salvarlos.

El mejor ejemplo lo podemos observa en las operaciones del rescate bancario.  Como los banqueros sabían que el gobierno nunca permitiría la quiebra de un banco, realizaron operaciones de mucho mayor riesgo.  Igual pasó con los deudores morosos, que dejaron de cumplir con sus obligaciones anticipando la protección del propio gobierno frente a los bancos.

Sin embargo, existe un riesgo exageradamente mayor a este concepto moral, cuando estas crisis financieras llegan a afectar a millones de personas inocentes que no tienen vela en el entierro.  No hay duda de que quienes toman riesgos en los mercados financieros deberían pagar las consecuencias.  También queda claro que los deudores deben asumir sus obligaciones aun cuando sean onerosas.  Sin embargo, los millones de mexicanos que nunca tuvieron nada que ver con todo este juego no tienen por qué pagar las consecuencias a través del desempleo, pérdida de poder adquisitivo, endeudamiento mayor, menores servicios sociales y demás consecuencias negativas. 

Poco a poco empezamos a entender que resultan irrelevantes que las políticas sociales y demás acciones encaminadas a combatir la pobreza y mejorar la distribución, si al final de cuentas todo queda destruido ante las crisis recurrentes.  Por lo mismo, urge encontrar las fórmulas necesarias para romper con esta maldición. 

En el último número de la revista Foreign Affairs, el profesor Alan Blinder de la Universidad de Princenton, escribe un artículo por démas interesante, titulado “Ocho Pasos para un Nuevo Orden Financiero” ( Eight Steps to a New Financial Order).  Blinder trata de establecer lo que se necesita para minimizar las crisis financieras.  Obviamente existen varias recomendaciones para el Fondo Monetario Internacional y algunos pasos que casa país debería tomar para minimizar las posibilidades de nuevas crisis.

La primera recomendación es la de no fijar el tipo de cambio.  Dice que esto no tiene nada que ver con posiciones ideológicas basadas en una devoción religiosa a los mercados, sino más bien por simple pragmatismo con base en la observación de demasiadas experiencias desastrosas.  Aunque acepa alguans excepciones como la instrumentación de los Consejos Monetarios para abatir las hiperinflaciones, dice que éstos deben venir acompañadas de estrategias de salida, es decir, de un diseño a priori de cómo salirse del Consejo una vez eliminada la inflación (lo cual hubiera sido ideal para Argentina).

La segunda recomendación es pedir menos prestado en moneda extranjera.  La carga de deuda externa no solamente conlleva riesgos excesivos, sino que ha estado presente en todas las crisis financieras .  Obviamente la peor combinación es la de un tipo   de cambio fijo con una elevada deuda externa, fórmula que hasta hace algunos años practicaba nuestro gobierno. 

La tercera recomendación es no abrirse rápidamente a los mercados internacionales de capital.  La movilidad del capital sin restricción alguna no es una buena recomendación para todos los países, especialmente para aquellos que no tienen sistemas maduros y las estructuras propias de supervisión.  La liberación prematura de los sistemas financieros puede ser un desastre para un país emergente.  (Esta recomendación hubiera sido de inmensa utilidad hace diez años). 

La cuarta recomendación es la adopción de políticas macroeconómicas y financieras permanentes y sólidas.  Esto involucra políticas fiscal y monetaria prudentes, evitar déficit abultados en la cuenta corriente, instrumentar estructuras de regulación y supervisión financieras competentes y finalmente implantar códigos de buena conducta en áreas como transparencia, estándares contables y leyes de quiebras y suspensión de pagos.

A la luz de este articulo, es interesante examinar la política económica del gobierno mexicano.  Con algunas salvaguardias, estas recomendaciones han sido los pilares de la estrategia actual del Presidente Zedillo y el resultado es que se ha reducido (aunque no eliminado) enormemente la posibilidad de una crisis financiera al final del sexenio.  Todavía falta reducir más la deuda externa.  A estas alturas resultaría difícil (y no recomendable) introducir nuevas restricciones a los movimientos de capital.  Definitivamente falta mejorar aún más nuestras estructuras de supervisión y regulación financieras.  Necesitamos urgentemente una nueva ley de quiebras.

Sin embargo, lo que más nos hace falta es institucionalizar estas recomendaciones, que hasta ahora han sido producto de un presidente obsesionado Por evitar una crisis al final de su sexenio.

Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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