jueves, 1 de mayo de 1997

La política Económica del PRD

 

Pulso Económico


La política Económica del PRD


Por: Jonathan Heath


Según las últimas encuestas, el PRD debería ganar las elecciones del distrito Federal, mientras que ningún partido obtendría la mayoría absoluta en el Congreso de la Unión.  De cumplirse estas proyecciones, el sistema político mexicano terminaría con toda una época de hegemonía priísta e iniciaría una nueva etapa caracterizada por lo incierto.  Esta posibilidad ha despertado mucha inquietud entre los empresarios  algunos otros segmentos de la población, al igual que entre la comunidad financiera internacional, las empresas multinacionales y demás con intereses en nuestro País.

La inquietud principal radica en la posibilidad de cambios fundamentales en la política económica del País, que pudiera revertir el proceso de modernización y nublar las perspectivas económicas.  Estos cambios provocarían, en una primera instancia, fugas de capital.  Posteriormente, habría muy pocas entradas de capital del exterior, forzando la necesidad de ajustes mayores a la política cambiaria.  Como ejemplo, podríamos recordar 1986, después del desplome de los precios del petróleo, cuando el Gobierno se vio obligado a mantener un tipo de cambio subvaluado.  El resultado fue alta inflación y nulo crecimiento.  Algunos piensan que las políticas propuestas podría hacer un daño todavía mayor.  ¿Será cierto?.

Primeramente conviene aclarar que un Congreso sin la mayoría en manos del PRI no significa que el PRD podría instrumentar todas sus políticas.  En términos generales, la política económica le corresponde al Poder Ejecutivo y no al Poder Legislativo.  Sin embargo, pensemos en un escenario en donde el PRD podría instrumentar las políticas que sugieren.  ¿Cuáles serían los resultados?

Tenemos que admitir que existen muchos mitos y percepciones confusas acerca de la política económica que propone el PRD.  La gran mayoría de sus críticos n han leído ni mucho menos estudiado su programa económico.  Por esto es necesario hacer un análisis a fondo para distinguir los mitos de las realidades y formar una opinión más sólida.  Justamente para este propósito, hace unos meses el PRD publicó su “Programa para el Desarrollo Económico con Justicia Social”, en el que da a conocer sus propuestas para el trienio 198-2000 y plantea explícitamente lo que haría si llegara a ganar la mayoría del Congreso.  Existen algunas sorpresas interesantes, por ejemplo, cuando admite claramente que el Estado se había sobrepasado en su intervencionismo y acepta las restricciones que implica el presupuesto público.  También contiene una gran cantidad de propuestas que no son muy diferentes a las políticas actuales del PRI.  Sin embargo, sí contiene algunas propuestas que en lo personal creo que serían contraproducentes y no llevarían a la consecución de los objetivos planteados.  Algunas de sus propuestas parecen contradecir sus mismos objetivos.

Por ejemplo, podemos citar algunas de las medidas que proponen en materia de la política de ingresos.  Para aumentar los ingresos tributarios propone introducir un impuesto a las ganancias de capital y aumentar la tasa de ISR a los ingresos superiores.  Sin embargo, estas medidas irían acompañadas de una restricción en el aumento de los precios públicos a la mitad e la inflación anual.  A través de estas medidas, se piensa que la recaudación del ISR se podría prácticamente doblar como proporción del PIB, mientras que los ingresos tributarios en general aumentarían significativamente.  No queda muy claro que estas medidas alcancen a incrementar los ingresos en las proporciones sugeridas.

Por decir, no está contemplada la descapitalización que como consecuencia tendrían las empresas como Pemex y CFE, que dependen de los aumentos en los precios públicos.  Al abaratarse sus precios (con respecto a la inflación), aumentaría la demanda por sus productos, por lo que tendrían que invertir para expandir su capacidad de producción.  Dado que tendrán menos ingresos, el Gobierno federal tendrá que desviar parte de sus recursos para estas inversiones.  Esta disminución en ingresos y aumentos en gastos, provocaría un desajuste fiscal y dificultaría el mantenimiento de la inflación por debajo del 20 por ciento.

Al mismo tiempo, propone un desliz del tipo de cambio de cerca del 20 por ciento anual, junto con aumentos reales en los salarios mínimos, lo cual ayudaría a inducir un círculo vicioso inflacionario.  Al incrementar la inflación, aumentaría la brecha fiscal dado que los precios públicos no pueden aumentarse al parejo.  Si el Banco de México ayudara a financiar esta brecha, induciría una mayor presión inflacionaria.  Si no lo hace, habría un aumento en las tasas de interés dado que el Gobierno estaría compitiendo con el sector privado por recursos escasos.

Junto con estas medidas, se propone establecer un impuesto a las inversiones extranjeras de portafolio y al mismo tiempo replantear los términos actuales del servicio de la deuda publica externa.  El resultado sería una disminución importante en los flujos de capital provenientes de la inversión financiera y una gran dificultad en colocar deuda pública en el exterior (ante la amenaza de un replanteamiento unilateral de su servicio).  Esto provocaría una crisis en la balanza de pagos, forzando al Gobierno a incrementar el desliz cambiario y a restringir importaciones.  De nuevo, se contribuiría al circulo viciosos de la inflación y la desconfianza de los inversionistas.  Se terminaría con tasas de interés mayores y nulo crecimiento económico.

Como prueba de lo contrario, es decir, de que sí podrían funcionar las políticas propuestas, el PRD sometió todo su programa a un modelo econométrico detallado.  El resultado es un crecimiento económico sostenido, baja inflación, creación de empleo y equilibrio en las cuentas externas.  Sin embargo, el tipo de modelo utilizado para comprobar su programa es totalmente inaceptable para este tipo de ejercicio.  Es un modelo sesgado y altamente manipulable, que arroja los resultados que uno quiere y no lo que científicamente resulta.  Podría equivocarme en la lógica económica que describo al principio, pero les aseguro que conozco perfectamente bien los modelos econométricos utilizados, sus alcances y sus limitaciones.

Las sospechas en relación a una política económica insegura que podría provocar inestabilidad económica, sin llegar a obtener los resultados deseados, parecen estar bien fundados.  Después de examinar a fondos las propuestas, no creo que sean una alternativa viable.

No obstante, el programa contiene algunas ideas interesantes que pronto comentaremos.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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