Pulso Económico
La Política Monetaria al Final del Segundo Trimestre
Por: Jonathan Heath
El viernes pasado cerró el segundo trimestre del año y, con ello, la última oportunidad de evaluar los criterios de cumplimiento oficiales del programa que tenemos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que deberían de ser compatibles con los de la Exposición sobre la Política Monetaria del Banco de México, que se presentó a principios del año. Dado que el programa con el FMI termina el 15 de agosto del año en curso, las metas propuestas para finales del tercer y cuarto trimestre son nada más “indicativas”, y ya no forman parte del compromiso oficial.
De hecho, el cumplimiento cabal de las metas del primer y segundo trimestre es importante únicamente por motivos de credibilidad, dado que México no necesita, ni tiene programado, préstamos adicionales. Ahora que vino la misión del FMI a México para su evaluación oficial del primer trimestre, que se tenía que concluir el 31 de mayo, se confirmó que el programa monetario y de política económica en general va por buen camino y que, por lo mismo, México no necesitaba el tramo adicional de recursos a que tenía derecho por el cumplimiento de las metas.
Al observar las primeras cifras del cierre del segundo trimestre, queda claro que tendremos el derecho de pedir otro tramo del crédito del FMI, una vez que la misión de esta institución termine su próxima evaluación en agosto. Sin embargo, al igual que antes, lo más seguro es que no se pida por ser innecesario. No solamente cumplimos con las metas trazadas en el programa de política monetaria del Banco de México, sino también al parecer con todas las metas más estrictas del FMI.
La expansión permitida del crédito interno neto durante la primera mitad del año era negativa, es decir, se programó una reducción por motivos de estacionalidad. Esta debería de haber sido de 1.3 mil millones de pesos (acumulados) hasta fin de junio. Al observar que la reducción fue mucho mayor, de 17.8 mil millones de pesos durante el periodo, no solamente se cumplió con el techo sino que se podría criticar por haber sido excesivo. Sin embargo, no se puede observar a esta cifra en forma aislada, dado que depende de la expansión observada en los activos internacionales (reservas de divisas). Para evitar un incremento nocivo en la base monetaria por un incremento en las reservas, El Banco Central debe limitar su crédito interno en mayor proporción.
Esto se puede confirmar al observar que hubo un aumento acumulado en los activos internacionales durante los primeros seis meses del año de 12.6 mil millones de pesos (correspondientes a 1.6 mil millones de dólares), cuando se esperaba que fuera únicamente de 1.1 mil millones de pesos (145 millones de dólares). Con esta acumulación de reservas, si el Banco hubiera permitido una mayor expansión en su crédito interno, hubiéramos observado una expansión inflacionaria en la base monetaria.
En este sentido, para hacer una mejor evaluación, deberíamos observar el cambio experimentado en la base monetaria, dado que refleja el comportamiento de los dos componentes anteriores en forma conjunta. Aquí podemos observar, por razones estacionales, que se esperaba una reducción en la base monetaria de 200 millones de pesos, acumulados durante la primera mitad del año.
Las cifras reportadas por las autoridades monetarias indican que la base disminuyó 5.2 mil millones de pesos, dejando pendiente un margen de 5 mil millones de pesos.
Con esta cifra queda claro que se cumplió ampliamente con las metas. Sin embargo, cabe preguntar por qué se llevó a cabo una política monetaria más restrictiva de lo programado. La respuesta parece estar en la diferencia de las expectativas inflacionarias (de 27.9 por ciento) con la meta programada de 20-5 por ciento para fin de año. El Banco de México advirtió claramente en su programa monetario que si las expectativas de inflación fueran mayores a la meta, manejaría su crédito interno en forma correspondiente para reducir la brecha.
A través de este ajuste adicional (que no es exagerado) y el cumplimiento cabal del resto de su programa, el Banco ha logrado revertir la inflación de 52 por ciento al finalizar el año pasado, al 32.2 por ciento, medido con la inflación quincenal, a mediados de junio. También han logrado una disminución importante en las tasas de interés de 59.9 por ciento a mediados de noviembre pasado, a 27.8 por ciento promedio durante el mes de junio. Todo esto se ha conseguido sin perjudicar la recuperación que se empieza a manifestar en varias partes de la economía.
Para la alegría de todos los interesados, hasta el día de hoy, el Banco Central ha aplicado la política correcta, asegurando que la liquidez existente corresponda a las necesidades reales de la economía, evitando así una circulación excesiva que únicamente provocaría mayor inflación. Han cumplido cabalmente con las metas trimestrales trazadas, mejorando su imagen, poco a poco, restableciendo la credibilidad y creando una mayor dosis de confianza.
Aunque me reservo el derecho de mantener mi diferencia de opinión de tiempo atrás sobre el manejo transparente de la información, tengo que reconocer el buen manejo de la política monetaria que ha llevado a cabo el Banco de México hasta ahora.
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