Pulso Económico
La Valuación del Peso
Por: Jonathan Heath®
A poco más de siete meses de la devaluación, han surgido una cantidad increíble de comentarios, artículos y editoriales sobre la supuesta valuación del tipo de cambio. Al parecer hay cierta preocupación de que la competitividad ganada a través de la devaluación se vaya a perder rápidamente y volvamos a una situación en que se necesite otra devaluación.
Mucha de la inquietud fue causada por el comentario del Presidente Zedillo hace varias semanas, de que el tipo de cambio se iba a mantener cerca de los seis nuevos pesos por dólar. Dado que tenemos en la actualidad un nivel elevado de inflación, fijar el tipo de cambio pudiera ser peligroso. Dado que el ajuste cambiario fue mucho mayor de lo que se necesitaba para tener un tipo de cambio adecuadamente valuado, se obtuvo un colchón de subvaluación. Ahora que el tipo de cambio se ha estabilizado, la inflación se está “comiendo” la subvaluación. En un momento dado, la subvaluación se acabara y nuestra política cambiaria podría resultar frágil de nuevo.
Sin embargo, el Plan Nacional de Desarrollo dice que la política cambiaria deberá ser la que nos dé certidumbre, tanto real como nominal. En otras palabras, se establecerá seguramente una política de bandas (lo que otorgaría certidumbre nominal), en la que las bandas fluctúan en función del diferencial de inflación entre México y el exterior (lo que nos daría la certidumbre real). Pero antes de establecer esta política, necesitamos ponernos de acuerdo en cuál debería ser el nivel real del tipo de cambio.
¿Cuál es el tipo de cambio real de equilibrio que deberíamos mantener para la economía mexicana? Esto es similar a preguntar cuál es el año base que deberíamos tomar para realizar nuestros cálculos de una paridad teórica. Aunque esta metodología dista mucho de lo deseado, es la que más se usa y la más fácil de comprender.
Debemos escoger un año en que la economía estaba en una buena situación, la balanza de pagos en cierto equilibrio y el tipo de cambio era el adecuado. A este año lo denominamos el año base, que significa que teóricamente, el nivel de competitividad del tipo de cambio era el correcto y que deberíamos tratar de que sea similar. Para esto se toma el diferencial de inflación entre México y el resto del mundo (para simplificar se toma la inflación de los Estados Unidos), de ese año a la fecha y se calcula la paridad teórica. La diferencia porcentual entre esa paridad y la actual, es el porcentaje de sub o sobrevaluación del peso.
En los cálculos que más se manejan, los años de mayor uso son 1970 y 1978. Los dos son años en los que la economía era relativamente estable y no existía algún problema en la balanza de pagos. En el caso de 1970, los cálculos indican que el tipo de cambio era el adecuado, a pesar de que se había mantenido fijo por 16 años. Dada la lejanía de ese año, muchos analistas prefieren tomar 1978, cuando ya habían transcurrido dos años de la devaluación de 1976.
Indudablemente, es un ejercicio muy subjetivo. Sin embargo, sí existen algunas consideraciones que podemos hacer. Primeramente, nunca deberíamos tomar un año en que se acaba de devaluar. No son años estables y siempre existe un sobreajuste en el tipo de cambio. Un ejemplo de este error lo hace la Cámara Americana de Comercio (en el periódico The News, página 32 del lunes 31 de julio), cuando toma el año de 1976 para realizar sus cálculos.
Tampoco deberíamos tomar los años en que existía una evidente sobre o subvaluación. Por ejemplo, en el periodo 1986-87 se experimentó con una política cambiaria de subvaluación muy agresiva. Si tomamos esos años, va a resultar que siempre está sobrevaluado el tipo de cambio. Otra consideración son los cambios estructurales que ha sufrido la economía mexicana. ¿Cómo podemos comparar al México de hoy con la economía cerrada que existía antes de 1987? Esto significaría que la política de apertura no trajo diferencias en productividad, eficiencia y competitividad.
Si es este el caso, nos quedan muy pocos años de donde escoger. No podemos tomar un año anterior a 1987 porque era cuando la economía estaba cerrada. No podemos tomar 1987-88 porque todavía existían los efectos de la política agresiva de subvaluación de aquellos años. No podemos tomar 1993-94, dado que fueron los años del desequilibrio último. Esto significa que nos queda únicamente el periodo 1989-1992, o sea, cuatro años de donde escoger.
Al examinar cada uno de estos años, surge 1990 como el año más lógico. En ese año ya no teníamos el efecto de la gran subvaluación de 1987-88, ni tampoco la supuesta sobrevaluación de los últimos años. El déficit de la balanza comercial fue del 0.4 por ciento del PIB, mientras que el déficit de la cuenta corriente representaba el 3.0 por ciento. A partir de 1991, estos déficit empiezan a crecer en forma acelerada.
¿Cuál sería el tipo de cambio al final de este año, que nos diera el mismo nivel competitivo del tipo de cambio de 1990? Con una inflación estimada de 50 por ciento para este año, el tipo de cambio de N$6.10 por dólar en diciembre sería el equivalente de un tipo de cambio bien valuado. Siguiendo con el mismo ejercicio, si la inflación del año entrante es del 21 por ciento, entonces el tipo de cambio adecuado para finales de 1996 sería N$7.14 por dólar.
Al final de cuentas, esto significa que no nos deberíamos preocupar por el tipo de cambio este año. Sin embargo, si deberíamos buscar una política cambiaria que nos lleve a N$7.14 al final del año entrante, con flexibilidad y certidumbre. ¿Se podrá lograr?
Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario