Pulso Económico
Los Primeros Signos de Preocupación
Por Jonathan Heath
El aumento tan marcado en el consumo en el primer trimestre del año, se dio a través de una baja importante en el ahorro interno, lo que aumenta la vulnerabilidad de la economía.
Una de las razones de la crisis tan severa de 1994-95 fue la vulnerabilidad que representaba la proporción tan baja de ahorro interno. En el tercer trimestre de 1993, el ahorro interno bruto llegó a 12.6 por ciento como proporción del PIB, el nivel más bajo observado de las últimas cuatro décadas. El ahorro externo, que llegaba en proporciones abundantes, sustituía al interno sin incrementar la cantidad total de ahorro disponible para la inversión. Como resultado de lo mismo, no podíamos crecer en forma importante y la economía se encontraba en una situación indefensa ante los shocks del exterior.
Desde que tomó posesión, el Presidente Zedillo destacó la trascendencia de evitar una sobrevaluación sistemática del tipo de cambio y de fortalecer el ahorro dentro de la economía. Tanto en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) como en el Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo (Pronafide), se señala la importancia de incrementar el ahorro como proporción del PIB y de asegurar que el ahorro externo sea complemento y no sustituto del interno.
De allí que hemos señalado tres características fundamentales que debe llevar la formación del ahorro en nuestro país, para evitar que la economía se vuelva vulnerable a una nueva crisis en la balanza de pagos. Si bien cumplir con estas características no es condición suficiente para eludir un nuevo escollo, sí es necesaria. Primero, no debemos abusar del ahorro externo como fuente de financiamiento. En un país como México en el que escasea el capital, es necesario complementar el proceso de formación de capital a través de flujos del exterior para asegurar una mayor tasa de crecimiento. Sin embargo, si esta dependencia es demasiado grande, nos volvemos vulnerables a los vaivenes del exterior.
Segundo, reconociendo que necesitamos incrementar el ahorro bruto total del país ante un ahorro interno limitado, debemos asegurar que el ahorro externo complemente el interno y que no lo vaya a sustituir. Si la relación es de sustitución, aumenta rápidamente la vulnerabilidad de la balanza de pagos, no contribuye al crecimiento económico y aumenta la dependencia del exterior. En vez de financiar la inversión, termina por financiar el consumo y presionar el déficit en la cuenta corriente.
Tercero, se tiene que cuidar la calidad del ahorro externo. No debemos permitir que la mayor parte de los flujos que provienen de afuera sea capital de portafolio, que normalmente es de corto plazo y que en un momento dado puede regresar al exterior. La inversión extranjera directa es una fuente de ahorro externo de largo plazo, que genera divisas futuras y que no está tan sujeta a los shocks externos.
A pesar de que la inversión fija bruta fue el elemento más dinámico en el primer trimestre del año, la inversión total de la economía (que es igual al ahorro total) disminuyó en forma marcada con respecto al mismo trimestre del año pasado. El ahorro bruto total registró 25.7 por ciento del PIB, cuando hace un año había sido 28.9 por ciento. Dado que el ahorro externo aumentó en el mismo lapso (de 0.2 a 3.2 por ciento), la disminución implícita del ahorro interno bruto es todavía mayor, de 28.7 a 22.4 por ciento, es decir casi 6 puntos porcentuales.
Según las cifras del INEGI, el ahorro bruto interno en el primer trimestre del año siempre es el más elevado del año. Esto es porque las empresas invierten mucho en acumular inventarios a principios del año, lo cual representa una parte importante de la inversión (ahorro) empresarial. Las cifras demuestran que las empresas invirtieron mucho menos en inventarios este año en comparación al año pasado. Esto significa que deberíamos observar una disminución natural del ahorro interno durante los siguiente tres trimestres.
Si bien los niveles actuales de ahorro son todavía aceptables, la tendencia que aparentemente empieza a tomar es signo de preocupación. El ahorro externo se acerca cada vez más a un nivel de vulnerabilidad. Este año terminará por arriba de 3.5 por ciento del PIB, cifra superior al techo marcado en el Pronafide. De no moderarse esta tendencia, estaremos por encima del 5 por ciento en el año 2000. Al mismo tiempo, el crecimiento del ahorro externo empieza a desplazar al ahorro interno, dejando de ser una relación de complementariedad.
Es tiempo de que el gobierno actual tome las medidas necesarias para mantener el ahorro interno. ¿Lo hará?
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